Monday 12 October 2015

OBJETIVOS DE UN ATAQUE NUCLEAR EN ESPAÑA. (Es para leerlo despacio).


(RISOP)

España pertenece a la OTAN y aunque no es potencia nuclear no se escapa de ser objetivo de una hipotética guerra nuclear. El SIOP (Special Integrated Operations Plan) es la descripción estratégica de la guerra nuclear utilizada actualmente por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, que establece unas listas relativamente complejas de prioridades en los objetivos. Estos criterios son de acceso público, y vienen en cuatro"sabores" llamados MAO (major attack options). Es importante señalar aquí que estamos hablando de guerra nuclear estratégica, no del uso táctico de armas atómicas en el campo de batalla. El MAO-1 es la opción más leve, y el MAO-4 es la más grave: la guerra termonuclear total (doctrina "MAD", mutual assured destruction).

La aplicación de una u otra opción de ataque mayor puede depender de muchas variables, entre ellas: la disponibilidad total de armas atómicas estratégicas por parte del enemigo, el número de países a los que atacar, el grado de implicación del país objetivo en el conflicto, su relevancia geoestratégica y geopolítica, la gravedad del propio conflicto, etc.

Invirtiendo el criterio SIOP, esto es, suponiendo que un hipotético enemigo utilizase los mismos criterios SIOP para establecer sus blancos en los países de la OTAN, obtenemos el RISOP: 'Red' Integrated Special Operations Plan, la estrategia nuclear del "bando rojo" (la terminología de la guerra fría sigue en vigor, como vemos...). Y esto, básicamente, lo que se muestra a continuación: la aplicación del RISOP para España.

El resultado son cuatro mapas de blancos. Todos los datos están confirmados por dos fuentes distintas, siempre que fuera posible (por ejemplo, los datos de producción de las refinerías y las centrales eléctricas, así como los datos de tráfico de los puertos). Para los blancos militares, cuyos detalles son secretos, se ha realizado un esfuerzo exhaustivo de documentación a través de fuentes indirectas. Creo poder decir que estos cuatro mapas constituyen, con un margen muy escaso de error, una aproximación muy válida a cómo sería la guerra nuclear en España.

Por supuesto, exigencias militares del conflicto específico que se estuviera librando podrían variar algunos de estos blancos, en particular si los servicios de inteligencia del enemigo detectasen presencia de armas nucleares, químicas o biológicas en algún otro lugar de España. Pero descontando estos "objetivos de oportunidad", el armagedón se parecería mucho a esto.



RISOP MAO-1.- El MAO-1 es una ataque contrafuerza destinado a eliminar la capacidad nuclear del enemigo. En el caso de España, que carece de armas atómicas propias, estos blancos serían las principales bases extranjeras como Morón, Rota y Gibraltar (bombarderos, submarinos). La intensidad del ataque dependería de este despliegue de fuerzas nucleares occidentales.



RISOP MAO-2.- Se trata de un ataque contrafuerza extendido. Esto es, no sólo se dispara contra las instalaciones desde donde se podría lanzar un ataque nuclear, sino también contra instalaciones de almacenamiento de armas atómicas, radares de alerta temprana, centros de mando y control para la guerra nuclear, aeropuertos secundarios que pudieran ser directamente utilizados por los bombarderos, etc. Por razones obvias, la atribución de objetivos en el RISOP MAO-2 es difusa y dependería muchísimo de las condiciones particulares de la guerra.



RISOP MAO-3.- Entramos en palabras mayores. El RISOP MAO-3 es un ataque contrafuerza extendido más la aniquilación de la dirigencia política y militar. No es preciso matar a todos los altos cargos políticos y militares, que pueden haberse dispersado, pero si eliminar las infraestructuras centrales de las que éstos dependen para hacer efectivo su mando. Es aquí donde entran por primera vez las grandes ciudades como blanco primario, en vez de como daño colateral, pues las sedes de los ministerios, altos mandos, etc, suelen estar localizadas en urbes de estas características. 
RISOP MAO-4.- Y terminamos con el exterminio. El MAO-4 es un ataque contrafuerza extendido, más la aniquilación de la dirigencia política y militar, más la destrucción de la infraestructura económica del país atacado. Aquí entran las principales refinerías, centrales eléctricas y puertos; los polígonos industriales más tecnificados; y algunas ciudades que son fuente de importantes cantidades de mano de obra cualificada y núcleos de comunicaciones. El RISOP MAO-4 es la doctrina MAD: destrucción mutua asegurada.



CONCLUSIONES

En caso de que se llegara al RISOP MAO-3 ó MAO-4,cabría esperar la detonación a altitudes altoatmosféricas y orbitales de otros dos tipos de arma: Cabezas EMP de alta potencia: detonadas a 300-500 km sobre Europa, desarticularían totalmente la red eléctrica y electrónica pocos minutos antes del ataque, sumiendo al país en un apagón generalizado, todos los aparatos eléctricos, chips y baterías quedarían inservibles.

Cabezas de radiación ultravioleta incrementada en la ionosfera y cabezas "sucias" de cobalto, estroncio y cesio en la estratosfera. Cuyo principal objetivo es arruinar la cosecha del año mediante la esterilización de los campos de cultivo con radiación UV y provocar la mortandad masiva de la ganadería y las plantas con la deposición de cobalto, estroncio y cesio fuertemente radiactivos.

En definitiva erradicar cualquier esperanza de vida para los supervivientes durante los meses siguientes al conflicto, causando muchas más victimas de esta manera que por los efectos primarios de las detonaciones (pulso térmico, onda de choque....) No se debe despreciar la posibilidad de que se utilizaran otras armas, cuyas características sean secretas: la inmensa fuente de energía que suministra una carga termonuclear permite a los físicos realizar numerosos "trucos sucios" jugando con las frecuencias de onda.

En vista de lo ocurrido recientemente con los grandes apagones que han afectado extensas regiones de varios países avanzados (EEUU, Italia, etc), cabe esperar que la primera reacción del público sería de confusión y pasividad, en particular aquellas personas que no hubiesen sido testigos directos de las detonaciones nucleares. Probablemente, pasarían muchas horas, incluso días, antes de que la población general comenzara a adquirir conciencia de la gravedad de lo ocurrido; las colas de refugiados y las primeras víctimas por deposición radiactiva serían muy posiblemente quienes abrieran los ojos de la gente, en particular si el preaviso del ataque ha sido breve o nulo.

Es dudoso que las estructuras políticas y sociales de un país atacado con MAO-3 o MAO-4 sobreviviesen al conflicto, y el colapso económico no sería la menor de las razones. Desaparecidos los bancos centrales emisores de moneda, las bolsas donde se establece el valor de las divisas financieras (dólar, euro, yen, etc) y desarticuladas las redes informáticas bancarias, el valor del dinero dejaría de existir tan pronto como se adquiriese conciencia del hecho. La transición a una economía de trueque o, en el mejor de los casos, basada en el oro y la plata, sería lenta y conflictiva. Desaparecida la economía como factor unificador de intereses comunes, sólo el sentido del patriotismo podría mantener la unidad nacional... y con muy grandes dificultades. No sería extraño que se fuese a un modelo de tipo feudal tan pronto como los poderes supervivientes se estabilizaran. Las plagas y enfermedades harían su aparición rápidamente.

Simplemente, no es posible enterrar a los muertos causados por una guerra de este alcance: veríamos resurgir el cólera, la peste negra, la peste bubónica y las hepatitis de todos los tipos, junto con nuevas enfermedades causadas por microorganismos mutados por la radiación. Desarticulada la infraestructura hospitalaria y farmacéutica, y sin energía eléctrica para alimentar las bombas de agua potable (posiblemente destruidas también por los pulsos electromagnéticos de gran altitud), todas las barreras desarrolladas por los sistemas de salud pública contra las epidemias a lo largo de los últimos dos siglos desaparecerían de golpe. El hecho de que la mayoría de la población occidental nunca haya estado expuesto a estas enfermedades, y por tanto carezca de inmunodefensas contra ellas, junto con el debilitamiento general de los sistemas inmunológicos causados por la radiactividad, la toxicidad y la carencia alimentaria, convertiría a estas enfermedades en una auténtica pesadilla, similar, o incluso peor, que la peste negra de 1347. El alimento sería escaso y portador de enfermedades radiológicas y tóxicas.

El accidente de Chernóbyl-4 demostró que la transferencia de sustancias radiológicas y tóxicas a la cadena alimentaria humana es rápida y generalizada, incluyendo la leche materna. En otras palabras: la gente se pelearía por alimentos letales. Habría que esperar al menos tres cosechas y dos generaciones de ganado antes de que los productos alimentarios volviesen a ser mínimamente confiables, suponiendo que se realizaran operaciones de limpieza adecuadas. Unido al invierno nuclear, que arruinaría como mínimo la primera cosecha posterior al ataque, la población general iba a pasar hambre, mucha hambre, como no se ha pasado en Europa desde el asedio de Leningrado o el ghetto de Varsovia. Iba a ser un invierno muy largo y muy frío, y cuando llegase la primavera, las aguas bajarían cargadas de metales pesados y radiactivos.

Es difícil estimar los efectos sinérgicos que estas y otras catástrofes derivadas de un MAO-3/4 tendrían a medio y largo plazo. Pero parece muy probable que el mundo cambiaría totalmente, tal y como lo hizo con la caída del imperio romano o el mundo feudal. Posiblemente, se tardarían siglos en recuperar las calidades de vida que ahora damos por sentadas. De un modo u otro, las sociedades que emergerían de una guerra nuclear serían radicalmente distintas a las actuales, pero no es posible predecir cómo. Sería, sin duda, el fin del mundo tal y como lo conocemos.



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