El Banco de España vendió 7,7 millones de onzas de oro por un total de 3.500 millones de euros en otoño de 2007, poco antes de que estallase la crisis. Fue también una gran operación en la que la entidad, presidida entonces por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se deshizo de 240 toneladas de oro, el 46% de las reservas vigentes antes de la entrada en el euro y la mayor salida de oro de España desde la mítica hacia Moscú durante la Guerra Civil.
Eran los meses en que se desataba la tormenta financiera y los técnicos del banco central español debieron pensar que se trataba de un buen momento para hacer caja por la subida del precio, que comenzaba a hacerse notar como valor refugio pero que no llegaba a 700 euros la onza. Se equivocaron. Hoy el oro se cotiza a 1.686 dólares la onza y resulta evidente que España hizo un negocio pésimo.Aquella decisión contó, sin embargo, con el beneplácito y el estímulo de las autoridades europeas. Los bancos centrales del euro habían pactado tras la entrada en vigor de la moneda única ir prescindiendo paulatinamente de sus reservas de oro a favor de otros activos más rentables y fáciles de custodiar, bajo la premisa de que el oro físico no ofrecía rentabilidad y causaba gastos de mantenimiento. El oro era percibido, en definitiva, como un anacronismo. El propio Pedro Solbes declaró en el Senado que "el oro jugó un papel fundamental en el pasado como elemento de reserva que está desapareciendo, ya no es un activo rentable".
En este contexto, sin embargo, el Bundesbank alemán se resistió a iniciar la venta de sus reservas, pese a las presiones del Gobierno de Berlín, que deseaba las plusvalías de la operación para corregir el desequilibrio en las arcas del Tesoro. Gracias a esa resistencia, Alemania sigue atesorando hoy la segunda mayor reserva de oro del mundo, por detrás de EEUU y cercana a las de Francia e Italia, que tampoco abordaron el programa de venta de las reservas con demasiado entusiasmo.
China, suiza, Rusia, Holanda y Japón son los otros países que han seguido atesorando oro y que, a diferencia de España, poseen hoy ese elemento estabilizador, en medio de grandes operaciones de compra de deuda pública por parte de bancos centrales, que se ven obligados para ello a imprimir más y más dinero, minando irremediablemente el valor de la moneda e indirectamente revalorizando el oro. El movimiento más radical lo realizó en 2008 Hugo Chávez en Venezuela, que retiró las reservas de EEUU y Europa y nacionalizó el oro.
En los momentos de mayor pánico en las Bolsas y en medio de una generalizada desconfianza en el euro, el Gobierno de Berlín llegó en agosto de 2011 a proponer a España e Italia que vendiesen parte de sus reservas de oro para atajar la deuda pública, según publicó entonces el 'Financial Times'. Para entonces, las reservas españolas de oro apenas llegan al 1% del PIB nacional. En concreto, el Banco
de España atesora 9,1 millones de onzas troy, lo que equivale a unos 11.150 millones de euros, según datos del organismo.
En la cámara de seguridad que se encuentra en el subsuelo del Banco de España en la plaza de Cibeles de Madrid, detrás de una puerta de 16 toneladas se guarda parte de esas reservas de oro que posee la institución monetaria española. Otra parte no determinada de oro se guarda en EEUU.
Por otro lado, el Banco de España no facilita las cifras de oro totales aunque sumando el oro en suelo español y el que está depositado en el extranjero, puede estimarse en la actualidad en 281 toneladas de oro.
Aunque existe tanto oscurantismo y rateros en la economía española que vaya usted a saber si el único oro que nos queda es el de Moscú.
No comments:
Post a Comment