Estas elecciones no son unas elecciones cualquiera, son cruciales la miremos del ángulo que la miremos. La debacle de un PSOE traidor a su clase deja a una gran parte de la izquierda que le votó en una peligrosa orfandad de la que tiene que salir de manera urgente. Máximo en los tiempos que corren, con una Europa dominada por ladrones y dispuesta a acabar con el estado del bienestar y un Partido Popular que pretende alzarse como “salvador” de una ruina que, sin duda, pretenderá perpetuar a favor de los ricos. Porque no nos hagamos ilusiones –quien se las haga — de que el PP va a estabilizar el país en lo que refiere a la superación del desempleo, la estabilidad de las ayudas a los desempleados, la recuperación de las pensiones, etc. Nada de eso. La felona y corrupta política socialista al extenderle la alfombra roja a la gran derecha hasta el límite de cambiar la Constitución como garantía de pago a los banqueros, es un maldito y envenenado legado a las clases populares y trabajadoras. El PSOE no sólo les ha ofrecido a las hordas de la derecha la cabeza en bandeja del trabajador, sino que también un derecho “sine die” de pernada contra un pueblo llano que se desangra con cinco millones de desempleados.
En estos momentos y más que nunca, debemos mantener la cabeza lúcida y taparnos los oídos frente a los mágicos cánticos que la vieja Circe nos ofrece para atribularnos ante el próximo 20-N en favor de Polifemo. Porque la abstención, el voto nulo o en blanco favorece a este Cíclope ad portas dispuesto a devorarnos. No podemos titubear, ni pensar en soluciones peregrinas de última hora. Debemos aparcar nuestras sempiternas diferencias y votar. La partida está pérfidamente amañada entre los dos grandes partidos de derecha, PP y PSOE, para asestar un definitivo y mortal jaque y mate contra el pueblo trabajador en este próximo 20-N. Nunca estuvieron las cosas tan claras como ahora.
Creo con toda la honestidad que debemos concentrar nuestro voto en Izquierda Unida, que es la única alternativa posible que tenemos en la izquierda. Debemos darle a Cayo Lara esa confianza, ese poder necesario en número de votos para que frene a una bestia que hoy anda más libre que nunca. Porque este nuevo y moderno formato de fascismo que nos asfixia no necesita de sangrientos espadones, al disponer como dispone de tanto gobierno y político corrupto. La reconversión de nuestra democracia en un apestoso lupanar ha favorecido esta colosal coyunda a los más débiles por parte de una plutocracia que ha decidido tomar el mando sin concesiones.
No son tiempos de seguir dando cuartelillo a la desesperanza. Debemos movilizarnos e ir a votar. Depositar nuestras esperanzas en esa única alternativa de clase que nos queda: Izquierda Unida. Los demás experimentos, mejor con casera.
En estos momentos y más que nunca, debemos mantener la cabeza lúcida y taparnos los oídos frente a los mágicos cánticos que la vieja Circe nos ofrece para atribularnos ante el próximo 20-N en favor de Polifemo. Porque la abstención, el voto nulo o en blanco favorece a este Cíclope ad portas dispuesto a devorarnos. No podemos titubear, ni pensar en soluciones peregrinas de última hora. Debemos aparcar nuestras sempiternas diferencias y votar. La partida está pérfidamente amañada entre los dos grandes partidos de derecha, PP y PSOE, para asestar un definitivo y mortal jaque y mate contra el pueblo trabajador en este próximo 20-N. Nunca estuvieron las cosas tan claras como ahora.
Creo con toda la honestidad que debemos concentrar nuestro voto en Izquierda Unida, que es la única alternativa posible que tenemos en la izquierda. Debemos darle a Cayo Lara esa confianza, ese poder necesario en número de votos para que frene a una bestia que hoy anda más libre que nunca. Porque este nuevo y moderno formato de fascismo que nos asfixia no necesita de sangrientos espadones, al disponer como dispone de tanto gobierno y político corrupto. La reconversión de nuestra democracia en un apestoso lupanar ha favorecido esta colosal coyunda a los más débiles por parte de una plutocracia que ha decidido tomar el mando sin concesiones.
No son tiempos de seguir dando cuartelillo a la desesperanza. Debemos movilizarnos e ir a votar. Depositar nuestras esperanzas en esa única alternativa de clase que nos queda: Izquierda Unida. Los demás experimentos, mejor con casera.
j.m.boix