El señor fiscal general del Estado sigue sorprendiendo. Oportunamente tan ineficaz y permisivo con los delincuentes poderosos ––ahí están en la calle todos los que han procurado la ruina de este país –– y sin embargo, implacable y vengativo con un preso de ETA que se muere de cáncer. El ¡Ay, de los vencidos! que en este caso ha practicado este señor de rostro apacible es demasiado sonoro hasta el punto de rozar lo cruel e inhumano.
Creo que la decisión del Ministro de Gobernación, en esta ocasión acertada y ajustada a la ley, ha puesto en solfá la realidad que nos alumbra. Una extrema derecha que hoy ocupa cargos relevantes ––como el señor Gallardón y la señora Aguirre, entre otros–– que parecen sintonizar más con la A.V.T. que con su propio partido.
Afortunadamente Euskadi está inmersa en un proceso de paz que parece irreversible, pero poco ayuda a mantenerlo decisiones como la del señor Torres Dulce. Ensañarse con el vencido nunca ha sido la mejor opción para alentar ningún tipo de pacificación al menos que se persiga lo contrario. Ahora hay que esperar que el juez Castro no ceda ante las presiones, y mantenga su buen criterio, en este caso el del gobierno, y desestime el recurso de la fiscalia.
j.m.boix
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