EL GOBIERNO DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA SE APRESURA A MANIPULAR EL CASO DE LA FAMILIA DE ALCALÁ DE GUADAIRA.
Antes de que concluyan las
investigaciones sobre la muerte de tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaira, esta distinguida señora, la consejera de Salud y Políticas
Sociales, María José Sánchez Rubio, se ha apresurado en afirmar que los
alimentos consumidos por la familia Caño eran todos “comprados” en las
tiendas de la localidad, y que por tanto no ha habido por medio
intoxicación alguna por parte de alimentos caducados recogidos en las
basuras. Quizás es la vergüenza de esta señora y la de toda la Junta lo
que la obliga a salir al paso de una realidad que no solo afecta al
gobierno central sino que también al autonómico. La familia Caño se
buscaba la vida como podía, desengañada de tantos pares y nones con los
que acostumbra a torear la administración el desastre social.
Personalmente conozco la realidad de los ayuntamientos, que apenas
tienen dinero para atender la masiva calamidad de una urgencia social
que apenas pueden atender. Aunque tal hecho no les excusa de su gran
parte de responsabilidad en la tragedia a la que se enfrentan. El señor
Caño, padre de la familia malograda, pidió una ayuda, el prometido
salario social que IU llevaba en su programa, sin embargo esta ayuda no
llegó, o según justifican, tarda diez meses en aprobarla si es que la
dan. Tiempo más que suficiente para morirse de hambre. De esta manera,
una familia sin trabajo ni ayudas ¿de dónde iba a sacar el dinero para
comprar alimentos en tiendas? ¿Se lo daba la Consejera de su bolsillo?
Todo apesta a manipulación, incluido el dato de que la familia “guardara
los tickes”. Qué oportuno. Por otro lado, el sobrino ha manifestado que
su familia no comía de los contenedores ni alimentos caducados. Y es
natural que lo haga porque tales hechos muchos los consideran
vergonzosos e indignos. Pero la manifestación contra el Ayuntamiento por
parte de los vecinos denunciando la brutal precariedad que viven muchos
del pueblo no deja lugar a dudas de la situación real por más que se quiera maquillar.

Decenas de miles de Andaluces
pululan hambrientos por comedores sociales y también alrededor de los
contenedores de basura, y esto es responsabilidad de la Junta de
Gobierno de Andalucía al acatar las criminales políticas de Rajoy. La
nueva Ley de Régimen Local que pretende imponer los del PP van a agravar
aún más esta situación de miseria que asola los pueblos de Andalucía.
Los Ayuntamientos, bastión indiscutible de la democracia, van a ser
vaciados de contenido social. ¿A dónde acudirán estas miles de criaturas
que no tienen para comer, ni para pagar el recibo de la luz o el
alquiler de sus casas? La deshumanización del Partido Popular pretende
llegar también a los Consistorios, negándoles el pan y la sal con las
que poder ayudar a sus vecinos más necesitados.

A los Ayuntamientos siempre se
les negó esa parte que le correspondía en el reparto de la riqueza.
Aquel idílico 25%. Pero el Ayuntamiento nunca pasó de ser la hermanita
pobre de las instituciones, y eso a pesar de que ha quitado mucha hambre
en España, especialmente en Andalucía a pesar de no recibir,
practicamente, ninguna ayuda de los gobiernos de turno. Pero no
contentos con tamaña injusticia, ahora, el austericidio va entrar de
lleno en estas instituciones, rematando la insostenible situación de
nuestros pueblos. El PP se gasta un millón de euros en comprar la plaza de toros de Ecija mientras en la localidad que gobierna existen más de 6.000 parados.
Es la idología de un partido que no le duele despilfarrar en sus
bastardas quimeras ––en este caso la protección de la “fiesta
nacional”–– al tiempo que le niega el pan a los ciudadanos que sufren, a
los que mueren inmersos en una vida de pesadilla como la familia Caño.
El “austericidio” del Partido Popular está programado contra los más
débiles.
Puede ser que al final la
tragedia de Alcalá de Guadaira se deba a otras circunstancias que la de comer
productos intoxicados, pero eso no quita ni un ápice de realidad a la
dramática situación que padecen ciento de miles de familias abandonadas
por las administraciones, ni tampoco resta responsabilidad a esos
políticos encerrados en sus despachos que pretenden ignorar la realidad
de sus gobernados. Ya no es posible la exculpación, ni “acato por
imperativo legal” que valga ante una situación que raya lo inhumano.
j.m.boix
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