A pesar que este politólogo no ha sido en principio santo de mi devoción, sería de un grave cinismo por mi parte silenciar ese discurso de siete minutos con el que me he sentido identificado y en el que Pablo Iglesias ha dado un severo meneo a las confortables poltronas de sus euroseñorías. Implacable, como debe ser, Iglesias les ha hablado en tono enérgico de la indecencia de esta Europa, que como él mismo acusa, se ha convertido en una colonia del mundo financero. Ha llamado a la solidaridad de aquellos eurodiputados representantes de los países del Sur, arrasados por las políticas aviesas de los recortes, y que hoy son los nuevos pobres de este continente insolidario.
Sin embargo en la posterior elección a Presidente de la Cámara, el socialdemócrata alemán, Shulz, repetirá cargo con los votos del PP europeo.
En la UE funciona los contínuos enjuagues y componendas de los que sirven al mismo amo y señor, y que están decididos a no perder el poder. El PSOE español también ha votado a Shultz y votará al borracho conservador, Junker, es decir, a los responsables de la actual deriva de esta UE antisocial y ultracapitalista.
El discurso de Iglesias ha creado fuerte expectación, pero hasta ahí. Luego, a la hora de votar, los grupos socialdemócratas han votado a los mismos tiranos que han empobrecido a sus respectivos paises, y entre los que lo han hecho ––NO LO OLVIDEMOS –– se encuentra el PSOE.
Pablo Iglesias candidato de Izquierda Unitaria ha obtenido 51 votos, quizás los más honestos de la Cámara en estos momentos. Aunque sigo pensando que en esta Unión Europea los ciudadanos de a pie no tenemos nada que hacer.
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