¡Qué tiempos! Todo me parece ahora tan lejano que no me resistí a pasar esta foto a sepia. Una foto que me ha costado de conseguir pues Jerónimo Trujillo, el que me acompaña con la cerveza, la colgó en su facebook. Fue el amigo Ricardo Varea ––en el centro–– el que me facilitó al final una copia en papel.
Estamos junto a la sede de Izquierda Unida en la populosa barriada Ciudad Alajarafe en Mairena del Aljarafe. En ese tiempo, Trujillo, era un poderoso concejal del grupo de gobierno del PSOE. Un hombre con una extraordinaria capacidad de controlarlo todo y un fiel válido del poder.
Eran los tiempos que ejercíeron la alcaldía Antonio Martínez Flores y su delfín, el joven Antonio Conde. Durante esos mandatos ejercí de concejal del grupo municipal de IU de Mairena. Tiempos donde, a esta distancia vista, se han dulcificado ingratos recuerdos hasta llegar, incluso, a ser añorados. En esos días algunos practicábamos la política de manera feroz y sin rodeos, y las trifulcas ideológicas en el Ayuntamiento apenas daban cancha para esa cervecilla con la que rebajar sofocos. Porque al contrario que esos estirados aprendices de brujo, que solo atienden la paja y se olvidan del grano, pienso que defender las ideas con dignidad allá donde se requiera hacerlo no está reñido con tomarse de cuando en cuando una cerveza o un café con el enemigo. A veces el combatiente republicano lo hacía entre tiro y tiro, intercambiando cigarrillos o un poco de café con el enemigo de la trinchera de enfrente sin que por ello fuera tachado de "colaboracionista" o denostara con su acto su capacidad de defender con valor e integridad sus ideas allá donde debía hacerlo. Sencillamente comparto estos altos en el camino como una tregua de humanidad tan necesaria en esta guerra de todos contra todos en la que el gran enemigo común nos enfrenta a diario y que, desgraciadamente, se enconará a lo largo de los próximos años.
Ahora desde mi voluntario exilio en este parco rincón donde habito atrincherado tras un maldito ordenador, el recuerdo de aquellos días me produce cierta morriña y algunos buenos recuerdos. Los malos, que no fueron pocos, hace tiempo los eché a la papelera. A nadie de esta época y de ninguna otra guardo mala memoria, y si alguien salió ofendido por mis modos, pido disculpas porque nunca tuve mala fe en mis propósitos a pesar de mi verbo, en ocasiones demasiado bronco.
j.m.boix
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