Wednesday 20 May 2015

ELECCIONES PARA UNA FARSA.

En estos días de campañas electorales la farsa se dispara hasta un punto que lo más sensato es mandarlos a todos a la mierda.  
Todos prometen y no cejan en prometer cosas que todos sabemos de antemano que no las van cumplir, y me espanta que tanto caradura pueda seguir aún funcionando después de lo que ha llovido en los últimos tiempos. Pero aún me aterroriza más este pueblo. Cuando observo que aún hay llenos de personal en los eventos mitineros de unos y otros con sus banderitas, sus gorras de bisera, sus expresiones estúpidas y todo al son de las viejas y odiosas sintonias que apestan a corrupción y a las mentiras de siempre pues, ¿qué queréis que os diga a parte que se me cae la cara de vergüenza? ¿Que estamos irreversiblemente perdidos? Esto último, seguro.

El no va más del cinismo resulta escuchar al pútrido Rajoy clamar que él nos protegerá a todos de "aventurerismos irresponsables" después de que sus mortales y traperos navajazos de sus años de gobierno nos han llevado a donde estamos. ¿Cómo se atreve a decir que ya no se habla en España de paro? ¿Como se le consiente sin que a nadie se le escape un guantazo?  

Por otro lado tenemos a los desvergonzados del PSOE, clamando contra los desahucios y la pobreza, que ellos mismos han procurado con su santa alianza con la oligarquía y la banca. ¡Es intolerable escuchar a estas alturas a tanto jabega hijo de puta suelto y lo que es peor,  que sigan arropados y aplaudidos por un pueblo de mierda, fascistoide y corrupto!
 
En los próximos cuatro años quizás nos libremos de la mayoría absoluta del PP pero continuará la dictadura. ¡Habrá un pacto en las generales PP-Ciudadanos, un pacto de franquistas y falangistas, una vuelta a los tiempos sepia del régimen! Un pacto que impedirá cualquier intento de recuperar lo que nos han birlado y ya no me refiero a los miles de millones que la organización pepera de Rajoy nos ha robado con sus "mordidas", estafas bancarias y festival de corruptelas a todo tren. Me refiero al robo de nuestros derechos constitucionales mediante leyes que ya veremos como nos las quitamos de encima. Para empezar el artículo 135 de la Constitución, que castra nuestra Carta Magna de todas sus obligaciones sociales y derechos hacia los españoles, mucho me temo que va a seguir estando ahí como una inmensa espada de Damocles que amenaza nuestro estado del bienestar. Si mañana hay que sacrificar las pensiones, la sanidad o la educación para pagar la Deuda, no habrá ya Constitución ni Tribunal Constitucional que lo impida. Y lo peor es que tampoco hay ningún partido que hable en serio en su programa de quitar el maldito artículo ni a los españoles parece preocuparle. Sin embargo, mientras ese artículo siga controlando nuestra Constitución y nuestras vidas ningún político puede cometer la felonía de asegurarnos que "protegerá nuestra sociedad del bienestar" porque estará literalmente MINTIÉNDONOS.

Al día de hoy y a pesar de los recortes y la austeridad, nuestra Deuda ya se ha igualado al PIB, y nada hace indicar que tal situación se frene en una España que continúa sin producir lo suficiente, con cinco millones y medio de parados y con unos salarios de limosna y por ende sin capacidad adquisitiva para mover al alza nuestro mercado interior. Vivimos al filo de la navaja en una eurozona donde los problemas no se han resuelto ni tampoco hay voluntad de hacerlo, hecho que puede llevarnos –– según algunos expertos–– a un "crack" definitivo de incalculables consecuencias. Pero nadie nos alerta al respecto ni a nadie parece importarle.

Cierto es que Izquierda Unida está recuperando el discurso de la mano del voluntarioso Alberto Garzón, pero como siempre, lo hace demasiado tarde y a remolque de Podemos, que por otro lado ya vemos que ha apostatado de su inicial proyecto político con el que nos engañó a todos y que le llevó a las europeas. Pablo Iglesias ya no es un referente ni esperanza alguna para que cambie nada en este país de miserables. Ahora, con la deserción de Monedero, se desahace en insultos contra el adversario para parecer más revolucionario. Pero Podemos ya se ha engachado a la rueda de la social democracia en su papelón de funcionar como un alter ego del PSOE. Paradojicamente, Podemos ha resultado al final lo que muchos sospechábamos:  una invención de los laboratorios de la casta oligárquica a la que tanto denosta.  

De esta manera se recupera el discurso de la mentira en estas nuevas elecciones y todo parece indicar que continuamos y continuaremos como estábamos al principio, a la intemperie de acontecimientos que pueden arrasar lo que queda de este país de un día para otro. 
La Oligarquía española no necesita golpes de Estado como en Venezuela para seguir dominando la vida económica de este país, porque el golpe franquista de 1936 sigue aún vigente en esta eterna Transición. 

  j.m.boix

       

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