El General Don Rafel del Riego, ejecutado en 1823 por orden
del infame Fernando VII de Borbón, por haber defendido a la Nación. El Himno
Nacional español, el de la República, lleva su nombre en Homenaje a los se
sacrificaron por las libertades del pueblo.
Entre las grandes ausencias y
olvidos interesados de los recientes fastos en Cádiz con ocasión del aniversario
de la Constitución de 1812 se encuentra el Himno de Riego, ligado al retorno al
régimen constitucional en 1821 gracias al general Don Rafael del Riego. En este
artículo, Francisco Valdivia —historiador y musicólogo— nos recuerda el origen
del Himno de la República española y, por razón de su historia en estos casi
dos siglos, el primer Himno nacional español. A recordar que la denominación «a
Riego» se adoptó en su honor, siendo anteriormente —como se explica en el
artículo— una canción del ejercito constitucionalista. A diferencia de la
Marcha Real que es el toque que anuncia la llegada del Monarca, este Himno
recuerda a los que combatieron por la patria y la libertad.
El 7 de abril de 1822 el
Himno de Riego (o, en propiedad, Himno a Riego,) fue declarado oficialmente y
por unanimidad Himno Nacional en estos términos:
«Que el himno de Riego, tal
cual lo entonó la columna volante del ejército libertador mandada por el mismo,
sea tenido por marcha nacional de ordenanza; y que esta resolución se comunique
en la orden de todos los cuerpos del ejército al frente de banderas, cuidando
el gobierno sea uniforme en todos».
Don Rafael de Riego en
persona entonó muchas de estas canciones junto a sus oficiales, y hasta el
cínico y felón Fernando VII, Tigrekán, cantó el Himno de Riego desde el balcón
de palacio con la misma falsedad canallesca con que años antes había adulado
hasta el empacho a Napoleón desde Bayona.
Una nueva intervención
militar francesa acabó con el experimento liberal en España, con Riego y con su
himno, que fue inmediatamente prohibido. El absolutismo neto fernandino era
todo menos nacional y patriótico, por tanto fueron perseguidos todos los
símbolos que tuvieran este cariz. Recordemos la trágica suerte de Mariana
Pineda años después, en 1831, cuando se le encuentra una bandera de tafetán
morado, el color de la Libertad, y es condenada a muerte.
Está fuera de cuestión que la
autoría de la letra del Himno de Riego es de Evaristo San Miguel, la letra
oficial, nos referimos, ya que existen infinidad de letras populares. Más no
sucede lo mismo con la música. Unos dan por autor a Melchor Gomís, quien podría
ser autor sólo del arreglo que en 1823 publicó Mariano de Cabrerizo. Otros lo
atribuyen al guitarrista Trinidad Huerta, que probablemente sólo fue el autor
de unas variaciones instrumentales. Alcalá Galiano habla en sus memorias de un
oficial catalán. El compositor y musicólogo Francisco Asenjo Barbieri da por
autor al suizo Antonio Hech. Y así otros más.
Sea como fuere, lo cierto es
que de entre todos los himnos y cantos de los revolucionarios liberales éste
llegó a ser Himno Nacional muchos años antes de que la Marcha Real llegara a
tal status (27 de agosto de 1908). La web de Presidencia del Gobierno debería,
por tanto, corregir el texto en que se dice que «La “Marcha Real” ha sido
siempre el Himno de España, salvo durante la II República (1931-1939) cuando se
adoptó el Himno de Riego».
A la muerte de Fernando VII,
el Himno de Riego fue cantado por las tropas “cristinas” en la primera guerra carlista,
y también en la revolución de 1854 y en la de 1868. Un texto de José María de
Aspiazu sobre folklore vasco recogido por Barbieri afirma que era tan popular
como el fandango. Idéntica consideración hace Mariano Pardo de Figueroa en una
carta dirigida al célebre zarzuelista. También atrajo el interés de Felipe
Pedrell, y hasta de fuera de España, si hacemos caso de la petición de Luis
Rivera a Barbieri de «la última letra del Himno de Riego para cantarla en coro
la juventud republicana de aquella capital [Turín]». Esta carta está fechada en
1869 y es importante porque –quizá por primera vez – relaciona nuestro himno
con el ideal republicano. Importante, porque la I República – que llegó pocos
años después – no llegó a tener tiempo de adoptar un himno; y la II en 1931 no
se decantó en principio por ninguno. Incluso se llegaron a proponer varias
composiciones para tal fin, entre ellas una de Oscar Esplá con letra de Antonio
Machado. Pero la enorme popularidad de la vieja contradanza de Riego se impuso finalmente
al inicial desagrado que algunos republicanos de pro sentían hacia ella.
Han pasado casi dos siglos
desde su nacimiento y el Himno de Riego sigue tan fresco como el primer día,
con su marcado carácter popular frente al envaramiento de la Marcha Real, una
composición que – por esencia– carece de letra y que además compartió podium
con el Oriamendi y el Cara al Sol. El Himno de Riego es el himno del pueblo
español, no de la oligarquía dominante, y por tanto cabe esperar que en un día
no lejano vuelva a tener la distinción oficial que por tradición y por historia
le pertenece.
Francisco Valdivia es historiador y musicólogo.
Nota del blog:
Leyendo este excelente artículo del erudito Francisco Valdivia, muchos podemos llegar a entender o explicarnos el profundo rechazo que nos produce a muchos la Marcha Real, un himno monárquico y franquista con tintes prusianos que a partir de 1936 dividiria a los españoles para siempre.
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