El inmenso ego de don Pablito ha dejado bastante claro su falta de compañerismo con esta agresión a partidos de izquierda. El gran líder no va a permitir que prosperen, ni menos le hagan sombra en un negocio que pretende gestionar en solitario.
Pero lo que es de lamentar y mucho es que alguien en IU como Alberto Garzón, que nos sale honrado y con cierta imagen pública, resulte al final un incauto sin dignidad y penosamente a la deriva. Porque ir por ahí de Celestino o de facilitador es lo último que podía imaginar que haría después de los guantazos que le han propinado.
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