A lo largo de la pasada semana pudimos
ver desfilar, en la localidad barcelonesa de Sitges, ante los verdaderos
dueños del país -los empresarios- a todos los dirigentes políticos que
aspiran a convertirse en sus gestores, en sus manijeros, durante la
próxima legislatura en la XXXII Reunión del Círculo de Economía. Todos
ellos fueron a hacer méritos ante sus amos, tratar congraciarse con los
allí congregados, siendo su referencia y dando buena cuenta de su
actitud lacayuna y dejando, bien a las claras, que todo lo que va a
venir en el futuro inmediato de dimes y diretes en la campaña electoral
entre ellos va a ser un teatrillo para que el pueblo les legitime con
sus votos su posición de servidores del empresariado, que es quién
verdaderamente ostenta el Poder, así como sus fechorías futuras.
El Círculo de Economía es una fundación
constituida por la burguesía catalana, integrada en la burguesía
monopolista europea y mundial, y que hoy está financiado por monopolios
energéticos, de la comunicación, bancos, de los seguros y patronales
como AXA, Abelló Linde, Abertis, Accenture, Acciona, BBVA, Banc
Sabadell, Banco Mediolanum, Bankia, Almirall, Agbar, Ara.cat, Associació
Catalana d’Empreses Consultores (ACEC), CaixaBank, Almston, Cambra de
Comerç de Girona, Damm, Deloitte, Carburos Metálicos, Coca-Cola, EAE,
Enagás, ENDESA, ERCROS, Cuatrecases, Garrigues, EVERIS, INDRA, Gas
Natural Fenosa, Grupo PLANETA, Gómez Acebo&Pombo, HP, INDRA, KPMG,
La Vanguardia, Meliá, Mapfre, Nestlé, OHL, Siemens, PwC, Banco de
Santander, Telefónica, REPSOL, ROCA, RACC, Vicens Vives, Zurich,
etcétera.
Ante todos ellos se han arrodillado los distintos “líderes”
políticos y han respondido gustosos, y orgullosos, a las cuestiones
planteadas por ellos, así como sus impertinencias, aceptadas de buen
gusto por dichos dirigentes políticos del capital, a los que sus
verdaderos gerifaltes les han dado las consignas y los “tirones de orejas” que han considerado pertinentes.
Ya sean “de la nueva política” o “de la vieja”,
ya sean nacionalistas españoles o catalanes, todos ellos son igual de
capitalistas y conceden a estos empresarios, verdadero cáncer que padece
el pueblo español y responsables máximos de la pobreza en este país, un
rol de respetabilidad y de ejemplaridad social demostrándonos a los
trabajadores, a aquéllos que somos las víctimas de este sistema
criminal, que nada harán por nosotros los aspirantes a manijeros de sus
amos y que la conquista de la justicia social, del poder popular, de
nuestra dignidad como Pueblo únicamente podrá venir de la mano de los
trabajadores y demás clases populares maltratadas y expoliadas por esos
monopolios.
Para el Círculo de Economía, “Por
este orden, la Reforma Laboral, la del sector bancario y las medidas
para facilitar el pago de la deuda comercial de la Administración son
las tres medidas más aplaudidas de la primera legislatura de Mariano
Rajoy”, y consideran que en el ámbito tributario se debe “reducir
el impuesto sobre sociedades, rebajar el impuesto sobre sucesiones y
donaciones, eliminar el impuesto de patrimonio, ampliar los beneficios
fiscales por reinversión y suprimir el llamado exit tax (tributación de
las ganancias patrimoniales por cambio de residencia a un país
extranjero)”. Como puede comprobarse, la política que anhelan los
empresarios es explotar al máximo y no pagar ningún impuesto, si es
posible, a pesar de que el estado es el instrumento que sirve para
oprimir a los trabajadores y garantizar su explotación, los empresarios
son de la opinión de que los explotados les paguen dicho instrumento de
opresión.
Con referencia a las elecciones, el
Círculo de Economía lo tiene claro, como no puede ser de otro modo, y el
pasado 25 de mayo ya expresó que el PP y el PSOE deben dejarse
gobernar, es decir, se declaran abiertamente de lo que denominan la gran
coalición PP-PSOE. Este posicionamiento fue compartido tanto por Rajoy
como por Pedro Sánchez, donde explícitamente señaló que “no voy a
vetar a ninguna fuerza política, no se trata de arrinconar a nadie(…) No
habrá unas terceras elecciones. Habrá un gobierno después del 26-J”, y también por Albert Rivera que aseveró que “Si Ciudadanos es decisivo, habrá gobierno”,
posición que no es novedosa pues C’s es otro engendro creado por
aclamación del Banco de Sabadell y Compañía. De hecho, vale la pena leer
el artículo del nuevo periódico de Pedrojota en referencia a la
intervención de Rivera en el Círculo de Economía señalando “Rivera
jugaba en casa con los empresarios del Círculo. No sólo porque hablaba
en Cataluña, sino porque al Círculo de Economía pertenecen algunos de
los directivos a los que se les atribuye el salto de Ciudadanos a la
política nacional para cubrir la falta de un ‘Podemos de derecha’ o,
mejor dicho, una fuerza reformista pro mercado”. Por otro lado, Podemos un día sí y otro también tiende la mano al PSOE.
Como se puede apreciar, pues, los
empresarios poco tienen que temer cuando contemplan como sus políticos
están bien amaestrados por sus patronos en el sentido de conformar
gobierno con el PP o dejarle hacer gobierno, opción ésta por la que la
burguesía hará todos los juegos malabares posibles para conseguir que el
pueblo les vote, juegos implementados a través de sus encuestas que
reflejan a la sociedad la opinión de los monopolios y de sus medios de
manipulación de masas, o comunicación, a través de los que se engaña,
atemoriza y dirige a las masas populares mediante el miedo y el
embrutecimiento. Y es que, políticamente, tanto Rajoy como Rivera
expresan e interpretan milimétricamente los apetitos de los grandes
empresarios, al igual que el PSOE, salvo que éste último se esfuerza en
articularlos verbalmente de manera diferente para tratar de engañar,
nuevamente, a los trabajadores que aún conciben al PSOE como un partido
de ‘izquierda’. Ninguno de ellos discute la UE, ni el papel del estado
dentro del engranaje imperialista europeo, que garantiza no sólo las
políticas antipopulares y antiobreras en lo económico, sino que hace del
estado español un estado integrado plenamente en el bloque imperialista
europeo-norteamericano, y consecuentemente con las guerras
imperialistas y el golpismo. Todos ellos defienden la Reforma Laboral,
como se comprobó a finales de abril no apoyando en el Parlamento la
Derogación de las mismas; profundizar en políticas económicas y
laborales que agudicen la explotación de los trabajadores que
incrementarán el desempleo y, en consecuencia, la precariedad; y como
no, realizar modificaciones fiscales dirigidas a que el estado
distribuya la riqueza, todavía más, a favor de la oligarquía de tal modo
que ésta tribute todavía menos, tengan mayor facilidad para sacar el
dinero del país y, por tanto, acrecentar la desigualdad.
Ante tal balsa de aceite, los ‘temores’
de los burgueses del Círculo de Economía provenían de Pablo Iglesias
pero ¿son fundados esos temores? Antes de las elecciones de diciembre
tanto el Círculo de Economía como el Presidente de la CEOE advertían que
no temían a PODEMOS, pues ellos se basaban en lo que indicaba su
programa e incluso el Círculo de Economía “valoraba la seriedad del programa económico de Podemos” en noviembre de 2015.
Pablo Iglesias señaló que “Podemos no existiría si las políticas económicas que se han aplicado en este país no hubieran fracasado”
evidenciando que las condiciones que han hecho posible el nacimiento de
Podemos no es el rechazo al sistema capitalista, ni la motivación de
acabar con la explotación del hombre por el hombre, sino que la razón de
su existencia es el fracaso de las políticas económicas aplicadas,
ubicando el problema en dichas políticas pero no en el sistema. Teniendo
en cuenta que Podemos nace en el 2014, se deduce que fueron las
políticas económicas de Rajoy las que desencadenaron las condiciones
necesarias para el nacimiento de Podemos; sin embargo, las políticas de
Rajoy no son más que la continuación de las políticas económicas
desarrolladas durante décadas por el PP y el PSOE, partido al que
Iglesias insiste en lanzar la mano para gobernar con él, conducentes a
favorecer a los monopolios y la concentración de los capitales,
implicando para ello facilidades para que los empresarios puedan
internacionalizar sus empresas, reformas laborales que agudizan la
explotación de los trabajadores y su empobrecimiento, generando burbujas
financieras como consecuencia de que se desarrolla una economía
especulativa y destruyendo tejido productivo por el predominio del
capital financiero y también como consecuencia de la
internacionalización de la economía e imponiendo una fiscalidad más
desigual de tal modo que la burguesía no pague impuestos, ni tenga carga
alguna y reciba, por el contrario, multitud de incentivos y ventajas
fiscales mientras que la carga impositiva, el coste del estado, recaiga
sobre las espaldas de los trabajadores y las clases populares.
Las medidas que Pablo Iglesias pretende
implementar, y que expuso ante el Círculo de Economía en el caso de que
Podemos gobierne, por un lado no cuestionan el pago de la deuda
–ilegitima, pues esa deuda pública ha servido para salvar a bancos y a
grandes empresas y condenar al pueblo- liquidando de esta manera el
programa original de Podemos de 2014. De hecho, Iglesias lo que plantea
es pagar la deuda pero flexibilizando el objetivo de déficit de tal modo
que el ritmo de reducción se ralentice, es decir, renegociar los plazos
de reducción de la deuda. Consecuencia de asumir el pago de la deuda
que ha servido para que los bancos y los monopolios salven sus balances y
avancen con la contrapartida de la agudización de la explotación y de
la miseria de los trabajadores, Iglesias se queda en la crítica a las
políticas de austeridad realizadas por Rajoy, pero no puede erradicarlas
tal y como él mismo reconocía señalando que “Gobernar es elegir entre opciones diferentes, incluso a la hora de recortar”.
En consecuencia, Iglesias no rompe con un sistema y con un orden que ha
llevado al país a la bancarrota y al pueblo al desempleo y la miseria, y
que es causante de ello, sino que pretende seguir recortando, pero en
un modo distinto.
Este modo distinto, que tratan de vender
como más justo socialmente cuando ya de partida pagar una deuda
ilegítima es injusto e inmoral, según Iglesias debe pivotar sobre una
fiscalidad distinta de tal modo que la burguesía tribute el tipo
impositivo legal eliminando reducciones fiscales que hoy tienen, subir
los impuestos de sucesiones y de donaciones y, por el contrario, bajar
los impuestos a las rentas más bajas, pasar el IVA de los bienes básicos
al súper-reducido. Con esta medida pretenden relajar la carga fiscal a
las clases populares haciendo que la burguesía al menos pague lo que
la ley les marca y no lo que efectivamente pagan, que a día de hoy
prácticamente es nada. Si a esto se le añade la derogación de las
reformas laborales de 2010 y 2012, y se le suma la banca pública, que ‘rescate’
a las personas, Iglesias considera que es la fórmula para reactivar la
demanda interna, puesto que, de lo contrario, y así lo expresó en
Sitges, “si no hay demanda interna, los empresarios no pueden hacer negocio; para eso hay que generar demanda interna”.
Y al reactivarse la demanda interna, la banca pública que pretende
crear servirá para financiar la actividad productiva, que junto a la
renegociación de la deuda, permitirá sacar al país de la situación de
quiebra en la que se encuentra de la manera menos traumática para la
gente. Ese es el corpus del pensamiento económico de Iglesias, de tal
modo que, repitiendo las palabras de Pablo Iglesias, “para que España funcione le tiene que ir bien a todo el mundo, a los empresarios también” poniendo como aval los gobiernos municipales en los está Podemos “ya
gobernamos en las principales ciudades del país y hemos reducido la
deuda y aumentado el gasto público. Donde gobernamos hemos conseguido
mejorar en el ránking de ciudades atractivas para la inversión”.
Con estas medidas, Pablo Iglesias
pretende volver al periodo previo a la crisis, pretende volver hacia
atrás negando las leyes que rigen el movimiento de la historia. Vivimos
en la fase de imperialismo, capitalismo monopolista con más de un siglo
de desarrollo. Vivimos en un periodo histórico caracterizado por la
centralización y la concentración del capital financiero, esto quiere
decir, la concentración y centralización máxima de la economía
especulativa y productiva, donde la primera prevalece sobre la segunda.
En esta fase, la oligarquía financiera, la cúspide de la burguesía,
posee el control absoluto de la producción, del comercio, de los bancos,
en definitiva, de la vida de la humanidad. El objetivo de los
monopolios, los amos y señores de este mundo, es la obtención del
beneficio monopólico que es muy superior al beneficio medio habitual.
Este hecho implica que los monopolios no sólo obtienen la riqueza de la
explotación más descarnada contra los trabajadores sino también a
condición de la obtención de prebendas y de una redistribución de los
beneficios a favor de éstos, que genera también una contradicción entre
los dueños de los monopolios, la oligarquía financiera, y la masa
fundamental de la burguesía, que son la pequeña y la mediana empresa.
Pero también, el imperialismo es la época de la exportación de capitales
que sirve a los monopolios para someter a los pueblos y países
atrasados, agudizar el grado de explotación de éstos y, por tanto de
maximización del beneficio, y estimula la militarización por el choque
entre los monopolios para conquistar a sangre y fuego los mercados.
Esta es la caracterización del mundo actual, donde desde los institutos o
clubes de monopolistas –Trilateral, Club Bildelberg, etcétera– que
dictan a las estructuras de poder político y económico supranacionales,
como la UE, FMI, BM, las políticas a imponer a los estados nación, que
aparte de ser instrumento de opresión de la burguesía contra el
proletariado se convierten en sucursales del poder monopolista, que
dicta su dictadura a nivel mundial.
Pablo Iglesias y Podemos no cuestionan
ni el sistema, ni el orden mundial actual ni la pertenencia de España a
las organizaciones supranacionales de los monopolios, como por ejemplo
la Unión Europea, sino que son partidarias de su pertenencia y, por
consiguiente, acatarán las reglas y normas de la burguesía internacional
que son las que imponen los monopolios.
Si no se rompe con el imperialismo, sino
se rompe con la Unión Europea, es imposible avanzar en otra dirección
que no sea la impuesta por los monopolios, que no sea la inercia que el
imperialismo determina. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en
Grecia, donde Syriza ha tenido que tragar con todas las imposiciones
impuestas por la Troika, incluida ella misma como interlocutora, no
dudando Tsipras en saltarse, incluso, la voluntad contraria del pueblo
griego expresada mediante referéndum.
Y es que cuando Iglesias señala que “para que España funcione le tiene que ir bien a todo el mundo, a los empresarios también”
denota que ignora por completo el funcionamiento de capitalismo en su
fase monopolista y sus leyes. La oligarquía financiera, la cúspide de
la burguesía española, lleva viviendo magníficamente y con absoluta
impunidad, enriqueciéndose cada vez más no sólo desde que murió Franco,
sino también durante el período de su tiranía; siendo justos, para la
burguesía española ha sido todavía más beneficiosa para enriquecerse a
costa del pueblo la democracia heredera del franquismo que la propia
dictadura franquista. Baste ver los monopolios eléctricos, de
telecomunicaciones, las constructoras, los bancos para poder corroborar
lo bien que les ha ido a los empresarios, para ellos España ha
funcionado magníficamente bien, sin embargo para los trabajadores, esa
España de los monopolios, de la democracia burguesa, de la Unión Europea
y de la OTAN, ha servido para que cada día seamos más pobres, no
tengamos trabajo ni libertades, se desahucien a familias obreras y cada
día se suiciden casi 11 hermanos de clase como consecuencia de un
sistema criminal.
En el año 1974, con el tirano todavía
vivo, la deuda pública española se encontraba por debajo del 8% del
PIB, hoy supera el 100%. La democracia burguesa ha servido para que la
oligarquía financiera española se integre plenamente con sus homólogas
europeas, y todas las medidas económicas han ido, por un lado, a
desarrollar su expansión y su posición monopolista en el mundo, no
dudando para ello no sólo en establecer políticas económicas favorables a
los monopolios, sino saqueando directamente al estado y al pueblo y
trasladarle la riqueza a dichos monopolios.
La salida a la crisis que ha sufrido la
banca en estos últimos 7 años ha sido endeudar al estado todavía más y
regalar los bancos rescatados a los grandes bancos, liquidándose las
antiguas cajas de ahorros y produciéndose una notable concentración
bancaria que ha conllevado despidos y cierres de oficinas y una posición
todavía más monopolista de los grandes bancos. De hecho, los cinco
grandes bancos han pasado de tener una cuota de mercado del 42,4% en
2008 al 58,3% en 2014, siendo España el país de la UE donde la
concentración de la banca es mayor. La semana pasada el FMI señalaba que
en la eurozona había muchos bancos y demasiado débiles y, por ello,
debían acelerarse los procesos de fusión, es decir, agudizar el proceso
de concentración bancaria. Esta es la forma de solucionar los problemas
económicos de la oligarquía.
En este escenario, Iglesias sin romper
con la Unión Europea, ni con los centros de poder monopolístico como el
FMI, pretende hacer una banca pública. ¿Cómo lo va a hacer? ¿Con qué
dinero? Desde la UE están hablando que hay que hacer más recortes
sociales, que incluso cabe la posibilidad de sancionar económicamente a
España por incumplimiento del déficit comprometido. Si no se rompe con
la UE, si no se rompe con que los monopolios sean dueños de los medios
de producción y dirijan la economía del estado es sencillamente
quimérica esa propuesta.
Cuando Iglesias habla de que “si no hay demanda interna, los empresarios no pueden hacer negocio; para eso hay que generar demanda interna”
debemos recordarle que en la fase actual, en el capitalismo
monopolista, no solamente la oligarquía financiera asfixia al
proletariado, sino que también arrasa con la pequeña burguesía y la
mediana. Hay que recordar que las empresas del IBEX-35, según la propia
prensa burguesa, no conocen la crisis, batiendo récords de ganancias año
tras año, con lo que los empresarios sí han hecho negocio aunque la
demanda interna haya estado por los suelos demostrando que Iglesias no
dice la verdad cuando asevera que “si no hay demanda interna, los empresarios no pueden hacer negocio; para eso hay que generar demanda interna”.
Y es que mientras el objetivo del
proceso de producción sea el beneficio monopolista para la oligarquía,
mientras que les vayan bien las cosas a los monopolios, nos irán muy mal
las cosas a los trabajadores puesto que el objetivo no es el
enriquecimiento de la mayoría trabajadora, sino de la minoría
explotadora. Las reformas laborales van en ese sentido, pero el
desarrollo tecnológico también redunda, en el capitalismo, en la
depauperación de las condiciones de vida del proletariado y en el
crecimiento del desempleo. Según la OCDE la automatización de la
producción hará que en España ponga en riesgo el 12% de los empleos.
Si no se cambia la filosofía, si no se
cambia el objetivo de la producción, el empobrecimiento de la clase
obrera y demás clases populares cada vez será mayor. La única salida que
tienen las masas obreras, la humanidad, es el Socialismo como fase
inmadura del comunismo. El paradigma económico no debe ser el de
enriquecer a la oligarquía sino emancipar al ser humano del trabajo
asalariado, su desarrollo multilateral e ilimitado. La socialización de
la banca y los medios de producción, y la consiguiente ruptura con el
imperialismo, liberaría ingente fuerza de trabajo que implicaría un
incremento enorme de la producción, permitiendo no sólo satisfacer las
necesidades de nuestro pueblo, y sentar bases para que otros pueblos se
libren de la tiranía imperialista, sino también progresivamente ir
acortando las jornadas de trabajo permitiendo que el proletariado se
vaya liberando del trabajo monótono, bajo esta filosofía, bajo estas
precondiciones el desarrollo tecnológico redundaría positivamente para
la sociedad, para el ser humano, y no como ahora que sirve para
enriquecer más al burgués y arruinar más a la mayoría trabajadora.
Ya basta de juegos de manos oportunistas
que hunden sus raíces en la teoría del término medio con el que engañan
a un pueblo que sufre. La virtud en el mundo de hoy no está en el punto
intermedio y los extremos son viciosos. Esa esencia cambiándole los
ejes la plantea el Partido Popular diciendo que ellos son los virtuosos
porque son los moderados y garantizan el orden mientras alrededor sólo
tienen extremistas y pusilánimes, o como lo plantea la socialdemocracia
donde en un extremo están los neoliberales y en el otro los comunistas
desfasados, como dirían Errejón y Echenique. No, la disyuntiva se halla
como señalaba Engels en “el avance hacia el socialismo o la regresión a
la barbarie”, la humanidad sólo tiene una salida, que es romper las
cadenas de la tiranía, de la explotación, del imperialismo. Tan
defensores del imperialismo son los neoliberales, como los
socialdemócratas, como los fascistas, pues todos ellos defienden el
sistema de explotación capitalista y la dictadura criminal de la
burguesía. Visto lo visto en el Círculo de Economía, si alguien está
tranquilo de que sus privilegios están a salvo son los monopolios,
saben a carta cabal que sus intereses serán bien defendidos por sus
delfines, por los de la vieja política y los de la nueva, porque sólo el
socialismo, la emancipación del proletariado, la abolición del trabajo
asalariado y de la explotación es lo nuevo, lo verdaderamente nuevo, y
sobre todo la única salida de un pueblo que sufre por todos los poros de
su piel.
F.J. Barjas.Secretario General del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)
Pravda internacional
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