Los medios de comunicación se ceban con maquinista de tren por cumplir su jornada laboral.
El pasado 14 de Septiembre, se publicaba la noticia “Maquinista abandona tren y deja tirados a más de 100 pasajeros para cumplir con su horario”.
La mayoría de los medios se hicieron eco de la noticia usando el
término “abandona”, en las cuales se dejaba al trabajador en una
posición irresponsable por su parte.
En ellas también se daba a entender que
el trabajador estaba cumpliendo con su horario, pero ya dejaba en
entredicho las causas por las que ese trabajador no pudo más que cumplir
con su trabajo estipulado por ley. No hay que olvidar que estos
trabajadores tienen que estar al 100% de sus facultades pues de ello
depende la seguridad de los viajeros, cosa que se olvida en muchas
ocasiones.
Renfe ha abierto una investigación
interna o “parte de incidencias” y ha citado al maquinista para que
aporte todos los datos del suceso. Con esta actuación publicitada a los
medios, Renfe se desmarca, de las declaraciones que ha realizado Carlos
Segura, secretario de Organización del Sindicato de Maquinistas y
Ayudantes Ferroviarios (Semaf). Según el sindicato, el maquinista iba a
cumplir su jornada de conducción y avisó de esta circunstancia al centro
de gestión para su relevo, como ha constatado fuentes del comité de
empresa de Renfe; “Ya había preavisado varias veces” que estaba a punto de cumplir su jornada máxima diaria de conducción.
Criminalizar a un trabajador por cumplir
con su horario de trabajo es una práctica en cubierto para desacreditar
ante la opinión pública el exigir los pocos derechos laborales que les
quedan a los empleados, algo tan básico como el horario de la jornada.
También se pretende desacreditar lo poco que pueda quedar de empresa
pública, como ya se ha hecho en otros sectores, con la falsa expectativa
de que el sector privado gestiona mejor los recursos.
Lo que demuestran hechos como éste es
una falta de organización en el seno de RENFE, y no una falta de
profesionalidad del propio maquinista. Responsabilidad que habría que
atribuir a la empresa por no tener a punto las debidas sustituciones del
personal maquinista. La existencia de múltiples subcontratas y empresas
privadas que intervienen en el transporte ferroviario, como en otros
transportes públicos, provoca esa desorganización que puede llegar al
caos. Nertus, Actren, Sermanfer o CAF son algunas de las empresas
privadas implicadas sólo en el mantenimiento y fabricación de trenes.
Esta desorganización dificulta la
prevención de accidentes como el del tren Alvia de Santiago con 81
muertos y 114 heridos. En este último caso los medios y autoridades
enseguida señalaron al maquinista como principal responsable, pero
apenas se ha mencionado que no estaba activado el sistema europeo de
seguridad ERTMS, que realiza un control continuo de la velocidad.
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