¿EL PP UN PARTIDO CONSERVADOR?

Rafael Hernando pretendió pegar a Rubalcaba en el Congreso.

En la imagen, un matón barriobajero da la talla en los pasillos del Congreso de Madrid dispuesto a partirse la cara con quien sea. Con semblante de loco este individuo persigue al pobre Rubalcaba, que no tiene media torta. Los peperos Zaplana y compañía intentan calmar al violento que grita: "Eso no me lo dices a la cara". En fin, un espectáculo totalmente inédito e impresentable sucedido en el santa santorum de la política nacional.

No cabe duda que la "valiente y aguerrida" actitud de este diputado del PP en el Congreso debió enamorar a don Mariano, que poco después lo elegía portavoz del grupo pepero en la Cámara. Gran sabiduría la de este Presidente. Porque ¿qué mejor Portavoz cabría para una banda mafiosa que un pendenciero matón con cara de asco? Están encantados con el tipo y aplauden con entusiasmo sus insultos y vomitonas allá por donde va.  Su imagen y verborrea evocan la procaz chulería del "camisa vieja".

Pero clarifiquemos. Rafael Hernándo no es portavoz de grupo conservador alguno. En la Cámara de los Comunes, por citar un ejemplo, sí hay políticos conservadores que merecen tal apelativo y son respetables, pero aquí no. Chirría observar como la prensa --incluida la izquierdosa-- se refiere al PP como grupo conservador cuando la propia Guardia Civil, que no tiene nada de sospechosa, definió a ese partido de organización mafiosa. Entonces a ver si nos aclaramos: ¿Grupo Conservador u Organización Mafiosa? ¿En qué quedamos? Habrá que dejarse de eufemismos de una vez por todas y afrontar la realidad.

Un partido donde la mayoría de su dirigencia vive a caballo entre tribunales y que aún tiene la desfachatez de encarcelar o amenazar con la cárcel a los que critican o vejan la memoria de unos criminales, no puede ser tratado de demócrata conservador al uso. Ningún partido conservador argentino se atrevería a meter o amenazar con la cárcel a nadie por hacer chistes con el General Galtieri o Videla, miembros de la sanguinaria dictadura argentina. 
Pero en la putrefacta España somos los mejores. Aquí los medios se dedican a criticar a todo el mundo. Que si el fascista Le Pen, que si el fascista Trump, que si el fascista Maduro...
Total, la supuesta paja en el ojo ajeno mientras aquí nos gobierna un partido podrido hasta sus cimientos, una auténtica mafia filofascista con leyes represivas inadmisibles en una democracia entre las que defiende una legislación antiterrorista que considera "victimas" a espeluznantes individuos del Régimen antidemocrático y criminal de Franco. 
Siniestra realidad que nos destapa unas instituciones bruñidas a lo largo de la "cacareada y ejemplarizante" Transición Democrática.