Thursday 2 August 2018

EL ULTRAFEMINISMO Y SUS VÍCTIMAS.


Entiendo que ante la euforia de la demostración de fuerza de las mujeres el pasado 8 de Marzo, hablar del abuso legal de las leyes sobre la violencia de género es marchar con el paso cambiado y a expensas que te lluevan las críticas.
En primer lugar no entiendo ni asumo el feminismo de esas jóvenes y no tan jóvenes, que no son pocas, que se quitan las bragas antes de entrar en una discoteca para pillar cacho, y que ceden su sagrado coño por una copa de más. Que dicho sea de paso, ni me parece bien ni mal porque no soy quien para coartar libertades ni  para juzgar (Belcebú me libre), pero sí exigir que no vayan de primacistas [palabreja de moda] de género y que muestren un poco más de coherencia en sus actitudes. 
Soy consciente de lo arriesgado que supone caminar por estos barrizales y más con lo que está cayendo, pero hay demasiados hombres destrozados por una legislación oportunista que no se para a valorar situaciones que destrozan familias. 
Una denuncia de género, pienso, hay que investigarla con la imparcialidad y objetividad que supone investigar cualquier otra situación delictiva. Una mujer no tiene razón por el hecho de ser mujer. La Guardia Civil no puede llevarse esposado a un hombre por el solo hecho que ha sido denunciado por una mujer; no puede ser condenado a priori sin previo juicio. Los jueces no pueden dejarse llevar por el desgraciado acontecimiento que prima sobre la violencia de género y sus innumerables víctimas. Cuántos hombres han sido despojados de todo, incluso de sus hijos, por el malhacer de una denuncia de una perversa mujer. Porque las mujeres no son unas santas ni por definición ni por el hecho de ser mujer. 
Cierto que la violencia de género es una lacra enquistada en nuestra sociedad, pero entiendo que no se soluciona y menos con una legislación injusta empujada por el devenir social y en ocasiones demasiado favorable con una de las partes. El machismo existe, claro que existe. Pero a muchas mujeres que vemos renegar y protestar en las manifestaciones les gusta que los hombres sean muy machos en la cama. En demasiadas ocasiones el sexo se transforma en una forma de violencia aceptada por placentera en las relaciones hombre mujer. Hay mujeres [igual que hombres] que buscan el sexo fuerte. Pero, bajando a los infiernos, el que es muy macho en la cama también lo suele ser a la hora de reprimir los devaneos de "su hembra" con los resultados nefastos que todos conocemos. Por otro lado el sistema potencia el sexo libre en deterioro del matrimonio tradicional. Es una manera más de descomponer una sociedad sin alternativas y huérfana de valores, tornándola caótica y exenta de responsabilidades. En este aspecto el aparato jurídico que ordena las nuevas relaciones va en ocasiones a remolque de presiones organizadas [el ultrafeminismo] que derivan en grave perjuicio de la otra parte Estamos jugando con sentimientos muy primarios que bloquean y ciegan el intelecto humano, no hay que olvidarlo.

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