Nada está claro en este asqueroso mundo en que vivimos. Todos son engaños y puñaladas traperas. Cada vez es más difícil saber quien es quién y los "amigos" son cada vez más irreconocibles.Y esto demanera indefectible alcanza a la política.
La OTAN está operando en Siria a través de la indignante invasión de Turquía, que se permite el lujo de atacar un país y matar a civiles en una agresión que Rusia nunca debió permitir. Pero las traiciones y las mentiras están a la orden del día en las democracias occidentales.
EEUU dice que se va de Siria, pero no se va y se queda para robar impunemente el petróleo de importantes yacimientos del norte de ese castigado país. Y el mundo democrático no dice nada. Es el mismo mundo que saqueó y destruyó Libia. Nada ha cambiado. No hay un "mea culpa" de aquello sino que, muy al contrario, se apuesta claramente por la reincidencia. Hoy agredir a países para robarles se ha vuelto una muy lucrativa y "democrática" práctica que cotiza en bolsa.También vender armas a los grandes terroristas "amigos" como la dinastía Saudí que asesinan a pueblos como Yemen con el beneplácito del rey de España y su gobierno democrático.
Por otro lado, los oscuros intereses de Rusia con el sionismo están haciendo una dejación más que preocupante en la defensa de Siria a la que vendió misiles inoperantes o trucados (SS-300) que no actúan contra las incesante violaciones de la aviación de Israel. En fin, toda una vergüenza para la credibilidad de Putin y su amistad con el país árabe.
Así las cosas cabría preguntarse ¿Amigos en este mundo? Creo que en el infierno no los hay peores.
