En los tres países bálticos la situación es muy preocupante. Los gobiernos de esos países, mientras mantienen un discurso oficial que intenta equiparar comunismo y nazismo, el Ejército Rojo con las tropas nazis, la Alemania de Hitler con la Unión Soviética, confundiendo víctimas y verdugos, tratan a los veteranos nazis como «combatientes por la libertad», como algunos ministros se han atrevido a denominarlos. Así, Estonia se ha convertido en un lugar habitual de reunión de los veteranos nazis de las Waffen-SS, con el apoyo del gobierno, que incluso envía mensajes de saludo a las concentraciones, y que tiene en el ministro de Defensa estonio uno de sus principales propagandistas. Hace años que se suceden los desfiles, actos y concentraciones de exaltación del nazismo. En 2004 aparecieron en la prensa internacional noticias sobre el propósito de levantar un monumento a las SS en Estonia, y los veteranos de la 20ª División SS Waffen Grenadier 1ª Estonia, que colaboró con los nazis, siguen celebrando encuentros en el país, libremente. No eran grupos aislados: entre sesenta y setenta mil estonios integraron los destacamentos nazis que lucharon junto con la Alemania de Hitler.
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