Cierto es que tras la Segunda Guerra Mundial, Europa ha sido el gran referente de la humanidad en lo que respecta a civilización y comportamientos humanos, consiguiendo unos estándares de bienestar y justicia que son actualmente faros para el resto de países que desean lograr los mismos parámetros para un equilibrio social al menos comparable.
Pero, eso se acabó.
La guerra de Ucrania y el Genocidio del Pueblo Palestino nos muestra el verdadero rostro de una realidad cuidadosamente escondida tras el aparataje de los medios, que ahora florece y nos enseña cuan equivocados estábamos.
A veces para conocer a alguien de verdad hay que ponerlo en una situación límite. La guerra es una situación límite y nadie en su sano juicio debería desearla, pero parece que esto no es así. Los pasos que ha dado Europa para llegar a esta situación en la que nos encontramos, hasta el punto de una confrontación nuclear, son del todo concluyentes, además de demenciales. Alguien puede pensar que están medidos y estudiados para llevarnos a este callejón de destrucción y muerte y no estaría equivocado...
La actitud de nuestros dirigentes no puede ser más frívola, azuzando con sus manifestaciones una situación que ha sobrepasado sobradamente las líneas rojas que nos llevan al inevitable conflicto. Fíjense en Macrón, amenazando con llevar tropas francesas a Ukrania. Si lo hace, debería ir el mismo al frente de sus mesnadas y morir como un héroe. Pero no. Porque solo es un fantasmón que busca notoriedad a costa de las vidas de los demás, que poco le importa a igual que al resto de la camarilla de indeseables que rodea a la alemana, señora Úrsula.
Pero, ¿les queda algo de humanidad a esta dirigencia occidental? Ahora estoy seguro de que no cuando permite y en su caso alaba el genocidio de monstruos como Netanyahu y alientan a indeseables fascistas con una guerra que está acabando con el pueblo ukraniano.
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