octubre 12, 2013 in Noticias
«A los hijos de los rojos les decían que eran los hijos del demonio»
El documental “Els nens perdus del franquisme” denuncia las
atrocidades a las que fueron sometidos mujeres y niños en las cárceles
franquistas, así como las adopciones irregulares de niños robados a sus
padres.
La periodista de TV3 Montserrat Armengou presentó el miércoles en el
Club Diario de Eivissa “Els nens perdus del franquisme”, del que es
autora junto a Ricard Belis, en el inicio del ciclo “Recuperar la
memòria” que impulsa el Fòrum per la Memòria Històrica de Eivissa. El
acto fue presentado por la historiadora y directora del Arxiu Històric
de Eivissa, Fanny Tur, y por Luis Ruiz, miembro del Fòrum para la
Memòria. El documental se estrenó en 2001 y abrió la caja de Pandora de
la investigación sobre aspectos de la represión franquista que habían
permanecido ocultos.
Este documento excepcional desvela cómo durante la dictadura se
produjo el robo y desaparición de niños hijos de republicanos que fueron
entregados en adopción de forma ilegal a otras familias, como años
después se hizo en Argentina. Al igual que la Alemania nazi, también el
franquismo tenía su propia teoría sobre la raza, articulada por el
psiquiatra Antonio Vallejo Nájera, que sostenía que el marxismo era
propio de «débiles mentales» y había que exterminarlo de raíz,
«reeducando» a los hijos de los «rojos» y alejándoles de la influencia
«perniciosa» de sus padres, como pone de manifiesto el documental. De
hecho, el régimen repatrió, sin el conocimiento de sus progenitores, a
niños que habían sido enviados al extranjero por los republicanos
durante la guerra, y les internó en colegios u orfanatos.
Una dictadura atroz
«Se nos intentó vender durante años una dictadura del general Franco
un tanto light, sin embargo se parece a las peores dictaduras que ha
tenido el mundo», sentencia Armengou, quien resalta que la documentación
lograda, en parte inédita, para este reportaje dio pie a la edición de
un libro. Por primera vez, las víctimas hablaban ante una cámara sobre
los hechos y denunciaban los abusos sufridos y sus terribles
experiencias.
La periodista de TV3 cuenta cómo las mujeres que entraban en las
cárceles franquistas embarazadas o con niños tenían muchas
probabilidades de ver morir a su hijo por las nulas condiciones
sanitarias del parto, el hacinamiento de las prisiones, las
enfermedades, la insalubridad o el hambre. Resultan estremecedores los
testimonios de las madres que recuerdan cómo murieron sus niños entre
grandes sufrimientos sin que las monjas de la prisión de Ventas
acudieran a las llamadas desesperadas de las presas. El médico sólo
llegaba para certificar la defunción. Si lograban alcanzar la edad de
tres años, el Estado los ingresaba en colegios religiosos o en hospicios
del Auxilio Social, donde se les intentaba «reeducar» para erradicar la
semilla del mal, el marxismo de sus padres.
«En el año 39 se daban casos en el que el marido había sido fusilado,
los padres estaban en el exilio o lejos de sus provincias de origen y
no era fácil entregar el niño a un familiar», explica Armengou, que
relata cómo muchas mujeres eran «convencidas» de las bonanzas del
Auxilio social y los centros religiosos. «Allí era donde empezaba la
zona de riesgo o el peligro de que muchos niños no volvieran a ver jamás
a sus familias», matiza. «El Estado se quedaba con la tutela de los
pequeños, eran trasladados de centro en centro y los padres o familiares
perdían su pista», afirma. Armengou también destaca que a la separación
física de madres e hijos se sumaba el trabajo de mentalización que se
llevaba a cabo en estos centros para poner a los niños en contra de las
opiniones y valores que habían defendido sus progenitores incluso hasta
la muerte. «Muchos de estos niños acaban abjurando de las ideas de sus
familias. Muchas chicas se convierten en [align=center]monjas. Había
muchas maneras de perder a los niños», agrega.
Armengou narra cómo en gran parte de estos centros, los niños
recibían además malos tratos físicos. Varios adultos que pasaron por
estos colegios recuerdan el hambre, el frío y las calamidades. «Estos
`niños de rojos´ eran estigmatizados, se les repetía que estaban donde
estaban simplemente por caridad y que eran hijos del demonio», asevera.
«Eran pequeños que tenían la peor comida y los peores juguetes. Se les
inculcaba constantemente que no merecían nada», concluye.
Leer este artículo da
escalofríos. ¿Cómo pretende este gobierno ir por la vida de demócrata y
no condenar sin paliativos estas atrocidades? ¿Cómo permite que algunos
indeseables militen en su partido y hagan apología de un régimen que
practicó el terror y las peores atrocidades? ¿Qué clase de personajes
abyectos conforma hoy el gobierno de España que no es capaz de condenar
sin paliativos la barbarie franquista?