El presidente Obama no solo no cumplió con su promesa electoral aobre un mundo multilateral y sin guerras sino que a estas alturas de su mandato ––el último–– ha puesto en grave riesgo la paz mundial. A él se debe la puntilla final que ha descompuesto todo el Oriente Medio, creando la situación que tenemos, con un fantasmal Califato Islámico surgido de los laboratorios de la CIA y demás agencias norteamericanas con el fin exclusivo de acabar con Siria, el aliado de Rusia e Irán en ese área estratégica tan codiciado por el petróleo. Irak, Libia y Afganistán han dejado de ser Estados soberanos para pasar a ser dóciles satrapías al servicio de los USA con mandatarios en su mayoría ladrones y facinerosos como los gobiernos títeres de Kabul y Bagdad o las bandas criminales que gestionan la destruida Libia. Implantar democracias a base de bombazos y muertes de inocentes es algo tan criminal como inaceptable y máxime cuando el verdadero motivo de estas agresiones no es democratizar sino destruir la soberanía de aquellos países que se interponen en la geoestrategia política y económica global de Washington.
Pero la ofensiva de Obama y sus predecesores no solo se asienta en la agresión militar pura y dura sino que dentro de esta estrategia de controlar el mundo, Washington ya hace tiempo que puso en marcha campañas de desestabilización de paises a los que considera un obstáculo para su proyecto de dominación global. Y aunque sea un símil un tanto facilón, no hay que olvidar la eficacia de esta ingerencia yanki que en su momento cambió el mundo, haciendo que la juventud soviética renunciara al socialismo por una hamburguesa y un pantalón vaquero.
A este respecto el manual de Gene Sharp,
http://www.taringa.net/posts/info/15190569/Gene-Sharp-trabaja-para-la-CIA.html
un
librito creado para la desestabilización política de países soberanos ha sido
utilizado por la CIA en Europa del Este, en las llamadas revoluciones de colores, en
Asia y en la "primavera árabe". Hasta ahora esta metodología que
utiliza a los estudiantes y jóvenes para derrocar gobiernos que no favorecen
los intereses imperiales ha fracasado en Irán, y hasta cierto punto en Rusia
con las histéricas de Femen y sus procaces acciones contra el
gobierno soberanista de Putin.
Las Femen pidiendo la intervención USA por lo de Crimea. |
Es curioso por no decir penoso que en
muchos casos sean los movimientos estudiantiles ––no olvidemos Venezuela–– los que actúen de punta de
lanza en este perverso proyecto de los USA donde lo que menos importa es la justicia social y sí el libertinaje neoliberal que propicia. Los estudiantes de Hong
Kong hoy están movilizados pidiendo más democracia y libertad. Exigen poder
votar y elegir a sus representantes más allá de la restringidas libertades
impuestas por Pekín. Cualquier demócrata estaría de acuerdo con estas
reinvidicaciones, sin embargo la estrategia empleada apesta al librito de Sahrp.
Revolución Naranja o Revolución de los Paraguas tienen las mismas finalidades:
dinamitar el país en cuestión. En Hong Kong, centro asfixiante de un salvaje
liberalismo económico donde los haya, más de doscientas mil personas de los
siete millones y algo que conforma los habitantes de la antigua colonia
británica, viven de manera infrahumana en las llamadas "viviendas jaula", unos cubículos
con compartimentos del tamaño de un ataúd.
Un anciano en su jaula. Usan baños compartidos y no tienen lugar donde cocinar |
Para los ricos de Hong Kong, ir a casa significa ir a
una mansión con vista a las montañas majestuosas. Para los pobres, como Leung
Cho-yin, ir a casa es meterse en una jaula. Leung, de 67 años, que trabajaba
como carnicero, paga 1.300 dólares de Hong Kong (167 dólares estadounidenses)
al mes para vivir en una de una docena de jaulas de alambre metidas en un
apartamento semiderruido en una zona pobre del barrio de clase obrera de West
Kowloon. Las jaulas, apiñadas una encima de otra, miden apenas 1,5 metros
cuadrados. A fin de protegerse de chinches, Leung y sus compañeros colocan
colchas, sábanas o linóleo encima de las tablas de madera. “Me han picado tanto
que ya estoy acostumbrado’’, expresó Leung al doblarse la manta para mostrar
las picaduras. “No hay nada que hacer, tengo que sobrevivir aquí’’. Hay que
hacer notar que esta situación de extrema miseria ya existía antes de que
la colonia pasase a manos de la dictadura de Pekín, cuando la colonia era
inglesa y disfrutaba de una "democracia capitalista plena". Por entonces nunca
los estudiantes salieron a la calle para protestar contra esta ruptura social de extrema injusticia que imponen las democracias neoliberales. De esta manera es fácil deducir que la llamada
"revolución de los paraguas" protagonizada por las camadas de niñatos burgueses
de Hong Kong, que reclaman más libertad y democracia, no parece que persiga en sus reivindicaciones acabar con la escandalosa situación de falta de democracia social que padece la excolonia sino que más bien obedece a otra peligrosa incursión de los EEUU en su campaña para desestabilizar los llamados "países de mal" en este caso China.
j.m.boix