La exaltación del terrorista bueno (Dambonerea y Aznar) |
Ricargo García Damborenea, ex diputado del PSOE y condenado por el terrorismo de los
GAL, cobra actualmente 2.061 euros al mes en concepto de complemento de
ingresos, según consta en la declaración hecha pública este jueves por el
Congreso para incrementar la transparencia sobre las retribuciones de los
parlamentarios.
Según esa declaración, más de un centenar de ex diputados cobran esa
"ayuda económica" que concede de forma "graciable" la Mesa
de cada cámara a los ex parlamentarios "a los que la duración de su
mandato no les permita obtener la pensión parlamentaria".
Pues un terrorista convicto y confeso, un ejecutor del terrorismo de Estado a las órdenes de Felipe González Márquez como él mismo confesó en el proceso de los GAL. Condenado en 1987 a siete años de cárcel por el secuestro del empresario Segundo Marey, fue indultado por Aznar nada más llegar este al poder, por lo que no cumplió siquiera ni un año de condena.
Este siniestro médico nunca se ha arrepentido de sus acciones criminales emprendidas desde las estructuras del Estado, justificándolas como una forma más "eficiente" de acabar con organizaciones como la de ETA. Poco o nada le han preocupado las víctimas inocentes caídas en esa sangrienta guerra sucia propiciada por los GAL o lo que él entiende por "terrorismo bueno". De las dos decenas de atentados, sólo hasta hoy se ha investigado y juzgado el llamado "caso Segundo Marey".
Este siniestro médico nunca se ha arrepentido de sus acciones criminales emprendidas desde las estructuras del Estado, justificándolas como una forma más "eficiente" de acabar con organizaciones como la de ETA. Poco o nada le han preocupado las víctimas inocentes caídas en esa sangrienta guerra sucia propiciada por los GAL o lo que él entiende por "terrorismo bueno". De las dos decenas de atentados, sólo hasta hoy se ha investigado y juzgado el llamado "caso Segundo Marey".
García Damborenea, que por entonces flirteaba con José María Aznar, acusó directamente a Felipe González no solo como consentidor de la trama terrorista de los GAL sino como su propio ideólogo. Sin embargo y a pesar de la más que evidente responsabilidad del jefe del Gobierno en aquella barbarie, nadie sentó en el banquillo de los imputados al "dios" del PSOE. Sin duda, el Estado franquista y sus verdugos le protegieron como ahora protegen a los torturadores Billy el Niño y al capitán Muñecas.
Por entonces estaban aún frescos lo crímenes de Martín Villa, "la porra de la Transición", ministro que fue del Interior y precusor de los atentados y crímenes de Estado, arropando a grupos terroristas como el Batallón Vasco Español, que comenzó a operar en 1977. Martín Villa, un peso pesado de la represión criminal tardofranquista lleva a sus espaldas los cadáveres de más de 22 víctimas entre los años 1976-1978. Los asesinatos de los trabajadores de Vitoria cometidos por las fuerzas policiales del Estado no dejan lugar a dudas de quien se escondía tras aquellas gruesas y oscuras gafas de culo de vaso. También el Caso Scala resultó una turbia y criminal operación montada, según muchos, desde el siniestro Ministerio del Interior contra la central anarcosindicalista CNT. Numerosas evidencias demostraron que el atentado llevaba la firma de las cloacas del Estado franquista. Por otro lado es bien conocido el odio que profesaba Martín Villa a los anarquistas. De esta manera es lógico que tanto ayer como hoy, Felipe González, continuador de estas execrables prácticas en su primer y segundo gobierno socialista atraiga las simpatías y adhesiones de muchos franquistas amantes de los crímenes de Estado tanto en las filas del PP como en las del PSOE.
Por entonces estaban aún frescos lo crímenes de Martín Villa, "la porra de la Transición", ministro que fue del Interior y precusor de los atentados y crímenes de Estado, arropando a grupos terroristas como el Batallón Vasco Español, que comenzó a operar en 1977. Martín Villa, un peso pesado de la represión criminal tardofranquista lleva a sus espaldas los cadáveres de más de 22 víctimas entre los años 1976-1978. Los asesinatos de los trabajadores de Vitoria cometidos por las fuerzas policiales del Estado no dejan lugar a dudas de quien se escondía tras aquellas gruesas y oscuras gafas de culo de vaso. También el Caso Scala resultó una turbia y criminal operación montada, según muchos, desde el siniestro Ministerio del Interior contra la central anarcosindicalista CNT. Numerosas evidencias demostraron que el atentado llevaba la firma de las cloacas del Estado franquista. Por otro lado es bien conocido el odio que profesaba Martín Villa a los anarquistas. De esta manera es lógico que tanto ayer como hoy, Felipe González, continuador de estas execrables prácticas en su primer y segundo gobierno socialista atraiga las simpatías y adhesiones de muchos franquistas amantes de los crímenes de Estado tanto en las filas del PP como en las del PSOE.
Volviendo a Ricardo García Damborenea, es totalmente censurable por emplear una expresión suave, que este filoterrorista que no se ha arrepentido de sus fechorías ni ha pagado por ellas se haya
permitido ir de apologeta del terrorismo de Estado al escribir libretos que critican y censuran la "ingenuidad" de los estados democráticos a la hora de combatir el terrorismo. Su mensaje no es más ni menos que una solapada justificación del GAL como herramienta para preservar la democracia. Y eso es algo deleznable. Pero lo es aún más que en reconocimiento a sus hazañas como asesino del Estado cobre de nuestro graciable y democrático Parlamento –– sin tener derecho legal alguno––, una pensión vitalicia de 2061 euros que para sí quisieran muchos de nuestros honrados y pacíficos jubilados. ¿Premio al terrorismo de Estado? ¿Ustedes que opinan?
j.m.boix