No hay duda que, como sucedió en la gran crisis del 2008, ahora con la guerra de Rusia contra los ukronazis se ha abierto otra veda donde los poderes económicos tornan a hincharse de dinero con la venta de armas, carestía de las materias primas, ayudas económicas y sanciones contra el país "agresor" que solo hunden la economía europea. Todo metido en un inmenso revoltijo de consignas y manipulaciones donde los únicos perdedores son los pueblos impensantes, que asumen el papanatismo de una propaganda, que como en el 2008, nos hacen ver lo negro blanco en un auténtico festival de mentiras con un relato totalmente manipulado desde el principio.
Esta guerra, es tambien "made in OTAN" si no olvidamos que fue la propia OTAN y la UE los que jalearon y apoyaron económicamente el golpe de estado a un gobierno legalmente constituido en favor de unas hordas de nazis de todo pelaje que tomaron la Plaza del Maidán a sangre y fuego ante la mirada complaciente de la Europa democrática y defensora de los derechos humanos. Un golpe de estado violento donde sospechosos francotiradores mataron a ciudadanos y policías además de rusos significados sin que la UE exigiera una investigación de los sucesos antes de reconocer la "legalidad" de un golpe dado a la democracia. Tampoco se exigió investigación alguna del acto criminal de los nazis ucranianos del Batallón AZOV cuando rodearon la sede de los sindicatos en Odesa y prendieron fuego al edificio con el personal dentro. Ni tan siquiera se exigió la disolución de este Batallón de criminales al servicio del "nuevo gobierno ilegal ucraniano" ni hubo apenas información en los medios de tal arrocidad.
Pero lejos de censurar tamañas barbaridades, los popes de Bruselas marchaban a Kiev a fotografiarse con aquellos bárbaros junto a insignes representantes USA. A partir de aquello, la OTAN encontró un perfecto y belicoso aliado para atacar Rusia y mantener una guerra criminal al mas puro estilo straussiano para debilitar a Rusia y de camino a Europa .
Los llamados crímenes del Donbás (región separatista pro rusa) también fueron continuamente obviados por la UE y su aparato propagandista (los medios de prensa y televisión), ante la indignación de Rusia. Luego llegaron los escarceos cada vez más chulescos de la OTAN en la frontera con el país eslavo valiéndose de Ucrania.
¿Quieren más motivos para explicar esta agresión rusa?
Pero estas artimañas para generar y mantener una guerra no solo afectan a Ucrania y OTAN.
NOS AFECTAN A TODOS.
Europa no tiene gobierno porque el que hay no está al servicio de los intereses de la UE. En la foto vemos al jefe de la OTAN y sus lacayos.
No solo la OTAN nos exige un 2% del PIB sino además pretende una ECONOMÍA DE GUERRA. Su guerra porque a nosotros Rusia no nos ha hecho nada.
Imagínense. Una economía de guerra en España con una inflación galopante y con la brutal subida del precio del dinero.
Ya está bien de farsas y camelos. Hay que exigir salir de este bucle infernal de guerra al que nos someten los anglosajones con el afán de dominar el mundo. Hacer lo que hace este gobierno no es gobernar. Es obedecer en contra de los intereses de los españoles.
Debemos organizarnos, salir a la calle y denunciar esta historia sangrienta que como muy bien dice el coronel Pedro Baños no es la nuestra. De no hacerlo vamos a sufrir muy graves y jodidas consecuencias.
A continuación voy a transcribir parte de un artículo publicado en Red Voltaire que arroja algo de luz sobre la realidad de esta guerra y de quienes la promueven.
"...En 2014, son los straussianos quienes organizan el «cambio de régimen» en Kiev. Desde su puesto de vicepresidente, Joe Biden se implica de lleno. Victoria Nuland viaja a Kiev para respaldar a los neonazis de Pravy Sektor (Sector Derecho) y supervisar el comando israelí “Delta”, grupos que cometen múltiples actos de violencia [11] en la Plaza Maidan.
Fue en aquel momento cuando la intercepción de una conversación telefónica entre Victoria Nuland y el embajador de Estados Unidos permitió conocer el deseo de la señora Nuland de «darle por el culo a la Unión Europea» –«Fuck the EU!», según exclamó en su conversación con el embajador– lo cual concuerda con lo expresado en el informe que Wolfowitz había redactado en 1992. Pero, los dirigentes de la Unión Europea al parecer “no entendieron” plenamente lo que había querido decir esta “dama” y sólo mascullaron una débil protesta [12].
Sombrío personaje en el Maidán (La straussiana estadounidense Victoria Nuland))
También en aquella época, Jake Sullivan y Antony Blinken –pese a la oposición del secretario de Estado John Kerry– meten a Hunter Biden, el hijo del vicepresidente Joe Biden, en el consejo de administración de Burisma Holdings, una de las principales compañías de explotación del gas natural ucraniano. Este hijo de Joe Biden es literalmente un drogadicto que servirá de pantalla para cubrir una monumental estafa en detrimento del pueblo ucraniano. Bajo la supervisión de Amos Hochstein, Hunter Biden designa después a varios amigos, tan drogadictos como él, para utilizarlos como “representantes” de varias empresas y saquear el gas ucraniano. A ellos se refería el presidente ruso Vladimir Putin cuando hablaba de «banda de drogadictos».
Jake Sullivan y Antony Blinken también se apoyan en el mafioso Igor Kolomoiski, el tercer personaje más adinerado de Ucrania. Aun siendo judío, Igor Kolomoiski financia a los matones de Pravy Sektor (Sector Derecho), una organización neonazi que trabaja para la OTAN y que participa en los hechos de violencia de la Plaza Maidan durante la operación de «cambio de régimen» de 2014. Kolomoiski utiliza su influencia para asumir el control de la comunidad judía europea hasta que sus correligionarios se rebelan y lo expulsan de sus asociaciones internacionales. Sin embargo, Kolomoiski logra que el cabecilla de Pravy Sektor, Dimitro Yarosh, sea nombrado secretario adjunto del Consejo Nacional de Seguridad y de Defensa instaurado por el nuevo régimen y se hace nombrar gobernador del oblast de Dnipropetrovsk. Kolomoiski y Yarosh serán rápidamente apartados de las funciones políticas. Igor Kolomoiski y Dimitro Yarosh, recientemente nombrado consejero especial del jefe de las fuerzas armadas ucranianas, así como sus seguidores son los neonazis a los que el presidente Putin aludía en su reciente discurso sobre Ucrania.
En 2017, Antony Blinken funda WestExec Advisors, una firma de consejería en la que se reagrupan ex altos funcionarios de la administración Obama y numerosos straussianos. Esta firma es extremadamente discreta sobre sus actividades pero utiliza las relaciones políticas de sus empleados para ganar dinero, precisamente lo que en cualquier país del mundo sería considerado «tráfico de influencias» y «corrupción».
Los straussianos mantienen su línea de siempre
Desde que Joe Biden regresó a la Casa Blanca, ahora como presidente de Estados Unidos, los discípulos de Leo Strauss controlan todas las palancas del sistema. “Jake” Sullivan es consejero de Seguridad Nacional y Antony Blinken es secretario de Estado, con Victoria Nuland como subsecretaria. Como ya señalé en artículos anteriores de esta serie, Victoria Nuland viajó a Moscú en octubre de 2021 y amenazó con aplastar la economía de Rusia si ese país no se somete. Ahí comienza la actual crisis.
La subsecretaria de Estado Victoria Nuland trae de regreso a Dimitro Yarosh y lo impone al presidente ucraniano Volodimir Zelinki, un actor de televisión sin experiencia política… pero protegido por Igor Kolomoiski. El 2 de noviembre de 2021, el presidente Zelinski nombra a Dimitro Yarosh consejero especial del jefe de las fuerzas armadas [13], el general Valeri Zaluzhni. Este último, un verdadero demócrata, protesta pero acaba aceptando la nominación de Yarosh. Al ser interrogado sobre esta sorprendente asociación, el general se niega a responder y alega que es una cuestión de «seguridad nacional». Yarosh aporta todo su respaldo al «Fuhrer blanco», el ahora coronel Andrei Biletsky, y al batallón Azov, la tropa de Biletsky. El batallón Azov es una copia de la división SS Das Reich y desde el verano de 2021 está bajo las órdenes de mercenarios estadounidenses de la antigua Blackwater [14].
Toda la información anterior estaba destinada a lograr que ustedes sean capaces de identificar a los straussianos, lo cual hace más comprensible las explicaciones de Rusia. Liberar el mundo de los straussianos sería lo más adecuado para hacer justicia al más de un millón de personas que han muerto en las guerras artificialmente provocadas por esos personajes… y también para salvar innumerables vidas. Está por ver si esta intervención en Ucrania es la mejor manera de lograrlo.
En todo caso, si bien los straussianos son responsables de los actuales acontecimientos cabe destacar que quienes les dejaron las manos libres también tiene su parte de responsabilidad, comenzando por Alemania y Francia, que firmaron los Acuerdos de Minsk –hace 7 años– y que después no hicieron nada para forzar su aplicación por parte de Kiev. También tienen su parte de responsabilidad los más de 50 Estados que firmaron las declaraciones de la OSCE prohibiendo la ampliación de la OTAN más allá de la línea Oder-Neisse pero que nunca trataron de impedir dicha expansión. Sólo Israel, que acaba de deshacerse de los sionistas revisionistas, ha expresado –hasta el momento– una posición matizada sobre los actuales acontecimientos.
Esa es una de las lecciones que debemos aprender de esta crisis: los pueblos gobernados democráticamente son responsables de las decisiones que sus dirigentes prepararon por largo tiempo y que han seguido aplicándose sin importar los cambios de tendencias ni la alternancia entre los partidos políticos que ejercen el poder.