El diario El País y una nueva perla
del terrorismo mediático.
por Carlos Aznarez
Director de Resumen Latinoamericano
Crueles alimañas. Eso y no otra cosas
son los hacedores y ejecutores cotidianos del terrorismo mediático que están
pendientes de la salud del Presidente Hugo Chávez. Representantes
desinformativos de las viejas políticas, escribas fracasados de tanto mentir,
tergiversar, omitir, buscan en las "primicias" y en los sitios donde
su comportamiento carroñero pueda construir una falsa realidad, los detalles
nauseabundos de algo que no pueden cambiar ni siquiera mintiendo. Chávez vive y se recupera
favorablemente, a pesar de sus agorerías, sencillamente porque el Comandante
pelea con todas sus fuerzas y vence a la adversidad, para volver al seno de su
bravo pueblo, que lo quiere y lo defiende.
El de estos medios es el colmo de un
comportamiento ponzoñoso. Primero fue la CNN generando dudas sobre la última
operación que sufriera el Presidente, y alentando (con su estilo sibilino) una
muerte próxima, luego les tocó el turno a sus adlateres de Miami, quienes
consultan habitualmente a un "médico" que dice saber lo que otros
ignoran. Y ahora le toca el turno, en esta escalada interminable, a los
directivos de esa central desestabilizadora que es el diario español El País.
Parece, que los hacedores de "el
periódico global en español", compraron "mercadería podrida",
como se suele decir en Argentina, en la jerga del periodismo. Y les ocurrió
precisamente a ellos, que se jactan de dar lecciones de ética, que organizan
becas y talleres para que incrédulos aprendices (y no pocos veteranos)
cronistas latinoamericanos "aprendan" las maravillas que inculca la
troupe de Juan Luis Cebrián y sus bulldogs del Grupo Prisa. Ellos, que arman y
desarman convenios con otros periódicos del continente, algunos
"progres" y otros a los que se les descubren las entrañas
derechistas, y desde allí desinforman sobre lo que ocurre en Venezuela, en
Cuba, en Iraq, en Palestina o en Irán.
Ellos, que en 2002 se montaron a la
ola de festejar el fracasado golpe de Pedro Carmona, "el Breve",
contra la Revolución Bolivariana.
Precisamente ellos, los ponderados
plumíferos de El País, adquirieron, pagando decenas de miles de dólares, una
falsa foto, donde supuestamente el Comandante Chávez yacía en una camilla
entubado y en estado comatoso. La imagen, lo denunció el periodista con
mayúscula que es Walter Martínez, de Telesur, correspondía a una operación de
un hombre muy parecido a Chávez, y data de 2008.
Pero los de El País no son simples apéndices
de una campaña, sino figuras destacadas en esta costumbre de generar climas
para atacar a gobiernos y pueblos que no comulgan con su adhesión al
capitalismo, y no satisfechos con lanzar en portada la famosa foto,
aprovecharon para disculparse sutilmente, embistiendo también contra Cuba, otro
de sus enemigos permanentes. Es así, como
el diario madrileño precisa que no se pudieron "verificar de forma
independiente las circunstancias en la que fue tomada la imagen, ni el momento
preciso, ni el lugar. Las particularidades políticas de Cuba y las
restricciones informativas que impone el régimen lo han hecho imposible".
Sin embargo, la maniobra se les
volvió en su contra, como un boomerang, y los hizo añicos. Desesperados, por
ver que habían cometido un papelón internacional (justamente ellos, tan
"serios" y "prolijos"), ordenaron levantar de la
distribuidora, miles de ejemplares que lucía la vergonzosa y sanguinolienta
portada, y la cambiaron por otra más acorde. Lo mismo hicieron con la
"noticia" colgada en su página on line. Bochorno, que seguramente le
costará la cabeza a algún integrante menor de la empresa (porque los de arriba
nunca pagan los platos rotos) y a otra cosa. O mejor dicho, a seguir
conspirando para que Chávez sea derrocado, o Cuba renuncie al socialismo.
Si no fuera porque representan la flor y nata de un comportamiento
deleznable en esta guerra en que el capitalismo libra contra nuestros pueblos,
esta sería un item más en el manual del "perfecto terrorista
mediático", pero lo que supone es mucho más grave. Demuestra, que están
decididos a hacer lo que sea para derrocar a Hugo Chavez y apoderarse
nuevamente de ese país que eligió hacer una Revolución socialista de contramano
a lo que determinaba el discurso políticamente correcto.
Por eso es que hay que estar alertas
y movilizados, como lo ha hecho esta misma semana el pueblo venezolano,
evocando la caída del dictador Pérez Jiménez y advirtiendo a propios y
extraños, que son millones los que están dispuestos a defender con su propia
vida todo lo conquistado. Y en ese mismo plano, está la lealtad y el amor hacia
su máximo timonel, que pronto, restablecido y vital, volverá a sumergirse en el
devenir revolucionario. Más allá
de lo que deseen Obama, la oligarquía venezolana y el españolazo de Cebrián.
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