Tropas del
fisco y de la Guardia Civil toman mi pueblo al asalto.
Como lo oyen. Volvemos a los años
sesenta. Al amparo de la alucinante escalada de precios prohibitivos del tabaco
“legal”, ese que se vende en los estancos, máquinas expendedoras etc. ha hecho
que resurja con fuerza la cajetilla de contrabando traída de vaya usted a saber
donde, que se impone en esta sociedad de la miseria como salida a los brutales
impuestos al tabaco de curso legal.
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HOJAS SECAS DE TABACO. |
Hace, apenas, un par de meses, y quizás a
causa de un cobarde chivatazo anónimo, dos escuadras de guardias civiles y otro
tanto de inspectores ¿de Hacienda? tomaron al asalto mi pueblo a la búsqueda de
tabaco de contrabando. Bares, tabernas, quioscos, tiendecitas de todo a un euro cayeron bajo la implacable acción de la tropa de inspectores apoyados
en todo momento por la amenazadora fuerza armada.
Era como si estuvieran buscando
criminales terroristas. Y allá donde encontraban tabaco “ilegal” ni les cuento.
Amenazas, reprimendas y multas que han hecho peligrar a más de una familia su único
medio de vida.
Actuaciones así le da a uno que pensar
sobre el país que vivimos y quiénes nos gobierna. Porque tal formidable
despliegue de tropas fiscales para acojonar a los “delincuentes” que venden
tabaco de contrabando no deja de ser una burla, un despropósito, un deshonesto
agravio comparativo a los humildes comerciantes de mi pueblo y a los de todos
los pueblos de España, empobrecidos hasta la miseria por un Estado comandado por ladrones
de alto copete que campea por sus fueros. Porque si esas legiones de
inspectores y guardias civiles se dejaran caer también y con la misma
contundencia que lo han hecho en mi localidad en los lujosos despachos donde
impunemente se trafica y se roba al por mayor el dinero del país, otro gallo
cantaría. Pero, ¿qué se puede esperar de un gobierno que procura amnistías
fiscales para que sus amigos rateros “laven” el dinero que roban en vez de
meterlos en la cárcel?
Si se empleara la misma dureza en la
aplicación de la ley con esos encorbatados delincuentes lo mismo podíamos
hablar de cierta equidad de la justicia. Por los demás, ningún comerciante
de mi pueblo se ha llevado o tiene dinero en Suiza que justifique tal aparatoso despliegue. Y es que la justicia la
llevan a rajatabla con los débiles, siempre con los de abajo.
Finalmente, poco parece preocuparle a
esta gentuza que nos gobierna la salud de los ciudadanos fumadores cuando con
su proceder los fuerza a consumir productos sin ningún control sanitario.
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