MACRI, GOBERNADOR DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES |
En anteriores publicaciones en este blog, se ha hecho hincapié en las conexiones del Partido Popular con las tramas golpistas, aunando en este sentido a las fuerzas más reaccionarias de Latinoamerica en esa nueva FAES fundada en Rosario, Argentina, por Aznar, Aguirre y compañía, donde el anfitrión de honor fue el reconocido fascista, Mauricio Macri, gobernador de la ciudad de Buenos Aires. La estrategia de estos antidemócratas en el cono sur del continente americano aglutina las más feroces fuerzas contra las legítimas y democráticas alternativas de gobiernos de izquierda que hoy, afortunadamente, se han librado de las criminales oligarquías que han sometido a estos pueblos a la miseria y al terror a golpe de espantosos crímenes contra la humanidad.
Parece ser que la puesta en marcha de esta FAES que pretende recolonizar el nuevo mundo en favor de los de siempre, ya
ha echado a andar. Vemos al fascista Capriles como está buscando la confrontación en Venezuela, no asumiendo la victoria electoral de Maduro. Para estos canallas los muertos no importan, y en Venezuela ya llevan diez en su haber. Bueno, pues este Partido Popular que incita a la violencia y a la sublevación contra legítimos gobiernos elegidos de forma democrática en Latinoamerica, es el mismo que padecemos en España y que tomó el poder con un "pucherazo" (con un programa que nunca pensó cumplir), y que ahora a golpe de porra y cárcel nos desvalija de derechos y libertades en favor de la jauría fascista y oligárquica heredera del franquismo.
Me ha llegado una noticia de la ciudad hermana de Buenos Aires donde asociaciones civiles defensoras de lo público denuncian una brutal intervención de la policía metropolitana a las órdenes del gobernador y nuevo socio de las FAES de Aznar, Mauricio Macri y que nos ilustra cómo los violentos actúan igual en todos los sitios.
LA POLICIA METROPOLITANA DE MACRI CARGÓ
BRUTALMENTE EN EL NEUROPSIQUIATRICO CONTRA MEDICOS, PACIENTES, LEGISLADORES Y
PERIODISTAS.
"Represión, gas pimienta y balas de goma
en el Borda.
La policía porteña entró a la madrugada
al hospital para apoyar la tarea de demolición de un taller que estaba amparado
por la Justicia. Ante la resistencia, hubo una represión indiscriminada. Macri
justificó el accionar policial. Interpelación a Montenegro.
Los policías metropolitanos dispararon a
mansalva y golpearon hasta a los pacientes del hospital neuropsiquiátrico." Por Emilio Ruchansky
"En las primeras horas de ayer, antes del
amanecer, un centenar de policías de la Metropolitana y varias cuadrillas de
operarios ingresaron maquinaria de demolición al Hospital Borda, tras cortar
las cadenas de un portón trasero, sobre la calle Perdriel. Los uniformados
fueron, supuestamente, a “constatar” que se derrumbara un taller del hospital
para construir el mentado centro cívico de la ciudad. Pero médicos y pacientes
protestaron. Entonces los agentes los reprimieron ferozmente. Lo mismo hicieron
al sumarse a la multitud legisladores porteños, sindicalistas y periodistas.
Hubo al menos 20 civiles hospitalizados con perdigones de goma, cachiporras,
gas pimienta y patadas, 17 agentes también resultaron heridos y hubo ocho
detenidos. Un fotógrafo fue llevado esposado. “No tenemos que ceder a los
violentos”, justificó por la tarde el jefe de gobierno, Mauricio Macri. Una
hora después, un fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo de la
Ciudad consideró que el procedimiento fue ilegal, multó a los funcionarios
responsables y reimplantó una medida cautelar para detener las obras.
Uno de los heridos con su cuerpo lleno de
perforaciones por los balines de plomo
Como ocurrió en el Parque Centenario, a
fines de enero pasado, los operarios contratados por el Ministerio de
Desarrollo Urbano porteño, a cargo de Daniel Chain, madrugaron levantando un
vallado con postes de madera y paneles de chapas, antes de realizar sus
labores. El objetivo esta vez fue la demolición del Taller Protegido 19, donde
muchos pacientes con padecimiento mental, que no están en condiciones de asistir
a iniciativas similares extramuros, ayudaban en la fabricación de camas,
sillas, roperos y muebles de oficina, que se destinaban a hospitales de la
Ciudad.
La intrusión comenzó alrededor de las 5 y
fue detectada por el personal del hospital que hacía guardia. Más tarde
llegaron pacientes ambulatorios, quienes encontraron todo el fondo del Hospital
Borda cercado por las vallas y alrededor de 200 efectivos. “A las 7 me llamaron
de la guardia, me dijeron que los operarios habían demolido el taller y ellos estaban
tratando de contener a los pacientes”, comentó a este diario Nieves Fernández
Novo, delegada general de ATE, del centro de salud mental. “Entraron como
animales, no se entiende”, agregó.
A partir de las 9 cayeron piedras de un
lado, salieron balas de goma del otro y temblaron los chapones. Entre la
Policía Metropolitana y los manifestantes había una fila de legisladores que
fueron tumbados por la policía. Entre otros, resultaron heridos o fueron
agredidos Rafael Gentili, Jorge Selser y Alejandro Bodart, integrantes del
movimiento Proyecto Sur, Fabio Basteiro de Buenos Aires Para Todos y también la
kirchnerista María Rachid. En el mismo momento, el fotógrafo de Clarín Pepe
Mateos recibió un balazo de goma en el mentón, fue esposado y retirado del lugar.
Otros 16 periodistas recibieron balas de goma.
Bodart y Gentili fueron atendidos en una
sala del área clínica con un cuadro de alta presión y problemas en la vista,
por el gas pimienta. En esa sala destartalada, donde los enfermeros traían y
llevaban garrafas de oxígeno para los heridos, fueron vendados varios
manifestantes, fotógrafos y camarógrafos. Los agentes de la Metropolitana
contaban con un corredor por la entrada de la calle Perdriel, donde los
aguardaban cinco ambulancias del SAME. Según la vicejefa porteña, María Eugenia
Vidal, hubo “nueve policías heridos, uno a punto de perder el ojo y otro de
gravedad”.
El predio de la disputa es un jardín que
ocupa el espacio de casi dos manzanas y está rodeado por la Unidad
Penitenciaria del Borda, el centro cultural y los pabellones centrales. “Detrás
de esas chapas también hay una canchita de fútbol y un jardín botánico, es un
espacio chico, hay que ser muy miserable para negárselo a los pacientes”, dijo
un psicólogo que trabaja en el área de adicciones de este hospital. Según él,
ni los militares durante la dictadura entraron al Borda sin avisar a los
directivos. “Nuestra área no pudo atender a los pacientes por la represión que
hubo y porque decidieron solidarizarse con la protesta”, agregó.
Entre los heridos también se cuentan
pacientes. Uno de ellos, según informó Mariano Laufer, de la Defensoría General
de la Nación, “tenía una decena de escoriaciones de balas de goma y fue
derivado al Hospital Ramos Mejía”. Este organismo presentó un hábeas corpus ante
el Juzgado Nacional de Instrucción 47 para que el gobierno porteño retirara a
la policía y no le permitiera reingresar, y además que el Estado local se
encargara de cuidar a los pacientes. Laufer aseguró que es “inaceptable que
Infantería actúe en un lugar donde hay pacientes psiquiátricos porque les
genera brotes y pueden salir lastimados, como efectivamente ocurrió”.
Dos abogados de la Defensoría constataron
que la fuerza policial “lejos de mantenerse en la zona en la que se llevaría a
cabo la demolición, formó un cordón humano, el cual avanzó hasta el patio
central del hospital –a más de 100 metros de distancia del área a demoler–,
instalándose en una zona de contacto con los usuarios de la institución y con
el personal que allí cumple funciones”. Fue ésta la primera provocación,
coincidió, Silvia Poinceira, delegada de ATE. Y agregó: “Nunca nos quisieron
decir quién estaba a cargo del operativo, se movieron con una impunidad
absoluta”.
Pasado el mediodía, los internos del
hospital y varios manifestantes mostraban los cartuchos vacíos de perdigones de
gomas, utilizados por la brigada de la Metropolitana. Sobre las vallas
metálicas, ardían tres tachos de basura y, cada tanto, un grupo de jóvenes
tiraba los chapones dando patadas o haciendo palanca con sogas atadas a los
listones. En uno de los laterales del cerco, frente al centro cultural del
Borda, una señora le gritaba a los uniformados inmutados: “¿Ustedes no tienen
familiares enfermos? ¡Cómo pueden reprimir a los pacientes!”.
A partir de las 17 fueron liberados los
ocho detenidos en la comisaría cuarta de la Metropolitana, en Parque Patricios,
tras la represión. Había dirigentes sindicales y familiares de pacientes entre
los liberados. En simultáneo, se iban apilando denuncias penales desde distintos
sectores políticos del arco opositor. También se exigió la renuncia del
ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, quien aseguró en
conferencia de prensa que va a “auditar” a la Policía Metropolitana por lo
ocurrido, aunque defendió su accionar. Hoy será interpelado por la Legislatura.
El gobierno porteño sostuvo, a través de
diferentes funcionarios y del propio Macri, que la policía se defendió a sí
misma y a los operarios del ataque de los manifestantes. “El sindicato se niega
a aceptar fallos judiciales”, aseguró Vidal. Más tarde, una sentencia de Cámara
porteña desmintió sus dichos, además de imponer multas por 20 mil pesos a los
funcionarios porteños por su “mala fe procesal”. El próximo martes habrá un
paro de ATE y una movilización hasta la sede del gobierno porteño en defensa de
“lo público”.
“No nos permitieron hablar por teléfono y
nos tiraron a cada uno en un calabozo separado”, dijo Cristina Díaz Alen,
delegada del Hospital Garrahan, al ser liberada. La mujer utiliza un bastón y afirmó
que los uniformados la arrastraron durante “tres cuadras” y la golpearon con su
propio bastón. Karina Maliverti, dirigente de este gremio y otra de las
liberadas, advirtió: “Tienen que saber que mientras ellos sigan haciendo
prevalecer los negocios inmobiliarios frente a la vida, la salud pública y los
puestos de trabajo, van a encontrar siempre nuestra resistencia”.
Fuente: Página 12
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