Ada Colau dejó de ser la cara representativa de la PAH. Abandonó su márchamo de lideresa sin aprovecharse de su popularidad, con esa humildad que siempre la ha caracterizado a pesar de la dureza de su verbo y su valentía frente al fascista y el banquero opresor. Ada no pidió disculpas a nadie, Pedir disculpas es siempre sinónimo de que has errado en tu juicio. Pero ella no se ha equivocado nunca en sus duras denuncias contra aquellos que con sus políticas se alejan totalmente de lo humano. Su grito mediático "banqueros criminales" resonó en el país como el trallazo justiciero de un látigo que no estamos acostumbrados a escuchar. Pero, ¿acaso Ada se equivocaba? El banquero mata, no de un tiro en la nuca, pero sí lentamente, desangrando tu vida y tus sueños.
Ahora que el Ministerio del Interior ha decidido perseguir penalmente y con premura a ciertos twiteros de la red por sus comentarios a raiz del asesinato de la delegada de su partido en León, cabe denunciar que Ada y su familia también recibieron numerosas amenazas de muerte sin que ello le quitara el sueño al señor Fernández Díaz, ni le moviera a montar el show mediático y penal que ahora pone en marcha para perseguirlas. Por lo que cabe deducir que su actitud de perseguir y penalizar tales manifestaciones en la red no es universal ni democrática ya que solo parece perseguirse los comentarios y supuestas amenazas que el señor ministro considera, van dirigidas contra miembros de su anacrónica y rancia casta de ultra derechones franquistas. ¿O acaso no recuerdan al alcalde aquel del PP que se permitió el lujo de manifestar públicamente algo así como "que los fusilados por Franco se lo merecían", y que aún sigue tranquilamente en su puesto? ¿Eso acaso no es exaltación del odio y justificación del terrorismo?
Esta mujer siempre me llegó al alma. Con humildad y sencillez ha decidido retirarse a un segundo o tercer plano o, incluso, a desaparecer de la escena de este abyecto circo en que se ha convertido España y lo ha hecho sin reproches ni aspavientos. Estoy seguro que su familia se lo agradecerá.
Ada Colau pudo haberse lucrado de su indudable popularidad y haber optado, también, por el oportunismo que ofrece las europeas a todos los que solo piensan en su futuro personal. Estoy seguro que hubiera salido como probablemente saldrán los que han hecho de la crisis su propio negocio.
Desde estas humildes líneas, vaya todo mi afecto y reconocimiento a esta magnífica mujer.
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