Saturday 13 September 2014

CULTURA DE TELEDIARIO.

Aviones de guerra españoles patrullando los cielos bálticos.

Dicen los voceros del neoliberalismo en España, que la crisis ya ha pasado, y que prosperamos a marchas forzadas superando a nuestros vecinos. El IBEX prospera, por tanto España prospera. ¿Qué más dan los casi seis millones de parados, los comedores sociales que no dan abasto, la Sanidad cada vez más precaria, los salarios de hambre, la población infantil desnutrida, los desahucios que no cesan...? ¿Qué más dá todo eso? ¿Acaso para este gobierno cuenta la población, los trabajadores, las familias trabajadoras, los niños, los millones de anónimos que ya se han quedado sin agujeros con los que apretarse el cinturón? Porque para Rajoy y su banda hablar de eso es caer en la perversión de hundir España, ensuciarla. Porque para ellos España es el Ibex, Repsol, las grandes fortunas, los Blesa y pare usted de contar. En España no existe la solidarización de las pérdidas y menos del sufrimiento, donde todos se reparten las cargas y las penas de esta ruina que persiste y se profundiza, no. A esa clase de solidaridad los naziliberales la tachan de populismo. Ellos pretenden interpretar la partitura de otra manera. Del sufrimiento de los más surge la alegría de los menos; de la miseria de los más nace las refulgentes fortunas de los menos. Es la criminal lógica neoliberal donde los más están para servir y ser devorados por los menos.
En verdad todo lo que está ocurriendo me produce escalofrío. Las oscuras causas de la "catástrofe financiera" continúan ahí, intactas, a la espera de dar la puntilla final a lo que queda de sociedad del bienestar y de libertades, por qué no decirlo. De algún modo, la actual euforía de este gobierno solo pregona la siniestra mejoría de la muerte. La hecatombe está próxima si un milagro no lo remedia. Pero no creo en los milagros.
De esta manera me repugna hasta el vómito la actitud de este corrupto y miserable gobierno, manteniendo y aumentando aportes en guerras con dinero que no tenemos. Fragatas, cazabombarderos y vaya usted a saber con qué más historias están colaborando en guerras en las que ni entramos ni salimos, participando en la locura de un imperio que nos llevará de cabeza al infierno. 
Me espanta escuchar la imperdonable ignorancia de algunos de los agricultores españoles agraviados en su economía con el veto ruso, acusando a Rusia de sus males, no al que comenzó esta guerra de sanciones. Así no podemos seguir.
Porque lo peor de todo y ante lo que no hay solución posible es la obstinada ignorancia de este pueblo nuestro empeñado en no ir más allá de una penosa cultura de telediario. El otro día leí en Novosti los resultados de un sondeo sobre la posición de los ciudadanos con respecto a las sanciones económicas impuestas a Rusia:
"El sondeo se efectuó en junio de 2014 en una serie de entrevistas directas con un millar de individuos en cada país occidental y con 1.500 personas en Rusia. La cercanía temporal a la crisis de Ucrania explica quizá la posición de los residentes en EEUU y la UE respecto a las sanciones económicas: el 64% de estadounidenses y el 61% de europeos son partidarios de endurecer el régimen sancionador impuesto a Rusia. En el caso de España, este dato se dispara al 71% de los consultados." Ante esto y al margen de echarse a llorar, cabría preguntarse, ¿pero qué coño nos ha hecho Rusia para este repentino odio feroz de los españoles?
Pero no voy a insistir aquí sobre esta hedionda cultura que nos asiste sino de lo que nos espera a la vuelta de la esquina. Las raíces de Rajoy sobre la prosperidad de nuestra economía esconden el regreso potenciado de las malas hierbas, del rastrojo que nos ha creado la miseria que tenemos, aunque pienso que ahora tornará con más fuerza, porque queda demostrado que la UE no es más que una vergonzante satrapía de EEUU, sin políticas propias y por tanto sin capacidad ni interés de solucionar nada positivo aparte de su catastrófico y austero revival económico. Una UE que en estos momentos está negociando en secreto y a espaldas de sus ciudadanos un tratado comercial con EEUU, que en la práctica resultará la cesión a las multinacionales de lo poco que nos resta de soberanía. 
En esta ocasión la culpa del crack que está por venir lo achacarán al problema de Ucrania y la malvada Rusia, no me cabe duda. De esta manera los ciudadanos europeos odiarán, no a sus ineficaces y corruptos líderes, sino al gran país eslavo como causante de sus males, que por otro lado es lo que pretende EEUU.
j.m.boix

  

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