Friday, 24 April 2015

CRECE EL MIEDO Y EL DESENCANTO EN LAS MOVILIZACIONES SOCIALES.


El primer motivo es que se produce un choque con la realidad y una pérdida de confianza de personas que creían en el sistema, por un lado, y por otro, más gente tiene miedo a denunciar. "En 2011, muchas de las personas que fueron agredidas eran personas muy jóvenes que creían en la democracia", explica el portavoz, que cuenta que al ver que "los encargados de defenderles [la Policía], son los que vejan", se animaban a denunciar. "Cuando han visto que el trato que se les daba en los juzgados era bastante lamentable, han decidido que no valía la pena", concluye. Los activistas antiguos, que "daban por hecho que el maltrato era algo posible, casi seguro", se han retraído desde 2013 porque "ha habido represalias (multas, sanciones, y demás)".
Otra de las causas del bajón es que, con la crisis, disminuye el número de abogados disponibles para defender a los agredidos y, a la vez, aumenta su trabajo. "La gente que trabaja en el tema de las torturas es la misma gente que trabaja en despidos y desahucios, y ante la avalancha de todo esto, los compañeros han tenido que ir eligiendo lo más urgente", según del Cura. Cuando se encuentran con estos casos, "se ven obligados a elegir entre perder el tiempo, entre comillas, en defender una denuncia penal [contra un agente] que no va a ningún sitio, o intentar defender [al agredido] de la multa" por haber participado en una manifestación. "Apaleado y encima pagando, no", ironiza.
La tercera causa tiene más que ver con los abusos que se cometen en centros de privación de libertad (prisiones, centros de menores, centros de internamiento de extranjeros, etc) y está también relacionada con la crisis. Con "la desaparición de algunos mecanismos institucionales como el servicio de atención jurídica penitenciaria, que ya no existe en muchas Comunidades o está en mínimos, es más difícil entrar en centros de detención" y comprobar la información sobre malos tratos que a veces les llegan, según el portavoz de la coordinadora.

 

SUBEN LAS CONDENAS

Las condenas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos a España por violar el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y las penas o tratos inhumanos o degradantes, contribuye a que aumente el número de sentencias condenatorias en los tribunales españoles.
La última sentencia de Estrasburgo, del 7 de octubre, condenó a España por no investigar las supuestas torturas denunciadas por una etarra. Hay jueces que sí quieren investigar [denuncias de abusos], y la sentencia de Estrasburgo les da un argumento para hacerlo. De hecho, asegura que en los últimos dos años el número de condenas ha subido bastante comparado con años anteriores. "Si antes había unas 30 o 40 sentencias condenatorias, este año están en torno a las 100". 

Del Huffington Post

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