Friday 6 October 2017

EL INMENSO ERROR DEL BORBÓN.


Con la excusa de avituallar a los miles de policías acantonados en Cataluña, el ejército del 18 de julio se pone en marcha una hora después del duro discurso de su jefe, Felipe VI de Borbón. 
"Entre las unidades del Ejército desplazadas se encuentra la Agrupación de Apoyo Logístico 41 (AALOG 41) con sede en la Base San Jorge de la capital aragonesa. A las 19.00 horas de este martes, apenas 60 minutos después de que se conociera que el Rey iba a dirigirse a la nación, los altos mandos del Ejército comunicaron a sus subordinados que se prepararan para enviar a Barcelona dos contingentes compuestos por un total de 20 camiones. La unidad ya llevaba una semana en situación de pre-alerta, un protocolo que obligaba a sus componentes a estar localizables para poder ser activados en un corto espacio de tiempo. Finalmente, el traslado se produjo este martes. Son unidades avezadas en misiones en Bosnia, Kosovo, Irak, Líbano y Afganistán."

¿Qué pretenden? ¿Aterrorizar a la población? 


Y con esta nueva situación ha llegado lo que más nos temíamos. La intervención del Ejército. Ahora nos preguntamos. ¿Para qué? ¿No tienen bastante con más de diez mil policías y guardias civiles acantonados en esas tierras para reprimir a una población pacífica como la catalana? ¿Qué hay detrás de esta nueva acción de fuerza? ¿Un aviso a navegantes, quizás? El Rey demostró ayer en su discurso que no lleva buenas intenciones y que sus propósitos andan afines con los de la ultraderecha más retrógada. Su mensaje a la nación, lejos de corresponder al de un conciliador monarca parlamentario de nuestro tiempo, fue el propio de un decadente Borbón decimonónico, defendiendo a sangre y fuego su corona. Esgrimir solo el garrote de la ley cuando ya los catalanes lo han sufrido de manera masiva y salvaje el 1-O no es propio de un monarca cuyo cometido debiera haber sido apaciguar y alentar el diálogo. Un monarca que, por otro lado, debía poner mucho cuidado a la hora de hablar de legalidad, considerando que la suya está en entredicho. Sin embargo, lejos de eso y para empeorar las cosas, manda al Ejército a Cataluña. El miedo a perder el trono heredado de Franco unido a un carácter autoritario le ha hecho perder el norte y elegir la peor de las alianzas, asumiendo las tesis de la derecha más reaccionaria y oprobiosa de Europa. Decisión que, sin duda,  antes o después lo llevará a Estoril.
Creo que movilizar al Ejército es un craso error que nos puede llevar a horizontes impredecibles.  

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