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| Manuel Marchena |
En España todo sigue igual. No hay manera de destruir ese nudo gordiano con el que Franco dejó todo bien atado en favor de los suyos.
Hemos visto el gigantesco desfalco a la Justicia propiciado por los mismos que tienen que administrarla. Hemos visto como el plenario de los jueces se reunía para revocar su propia sentencia en favor de la Banca. ¿Qué hay más que ver? Pues lo que viene a continuación. Los dos grandes partidos se besan el culo en privado cuando de lo que se trata es de defender los "grandes intereses de España" que no el de los españoles, que aquí siempre pierden. Se ponen de acuerdo, los muy canallas, cuando de lo que se trata es de asegurar los dineros y privilegios del Gran Patrón. Pero para ello hay que controlar a los jueces. Tenerlos comiendo de la mano. Hoy tenemos un nuevo presidente del Tribunal Supremo --ManuelMarchena-- simpatizante del PP elegido, no por los vocales como sería lo preceptivo, si no por los dos grandes partidos y también por Podemos que también es participante de esta impostura, que todo hay que decirlo. Esto es el constitucionalismo que tenemos, donde no hay Justicia que valga y todo permanece eternamente apañado en favor de los mismos. El último escándalo del Supremo con su apresurado plenario a favor de la banca ha echado por tierra la ya exigua credibilidad en la justicia española y su cacareada separación de poderes. Y esto va a pesar, y mucho, en las futuras sentencias sobre el proceso catalán y otras víctimas de la Ley Mordaza en los que muchos piensan, no sin razón, que más que justicia, en este país se imparte venganza.
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