Tuesday 1 October 2019

EL PROCESO SOBERANISTA CATALÁN. Entrevista al Camarada Arenas en prisión.




P.- ¿Qué análisis hace del proceso soberanista catalán?

R.- No voy a entrar aquí en los avatares de la lucha política diaria, entre otros motivos porque mi situación no me lo permite ya que, como es sabido, me encuentro “fuera de juego”. En esta situación solo puedo atenerme a los principios que, tanto en ésta como en todas las demás cuestiones políticas e ideológicas, siempre hemos defendido. Así que vaya por delante que nosotros, los comunistas, no somos partidarios de la separación de las naciones para formar pequeños Estados que debilitarían la lucha del proletariado frente a la burguesía y el imperialismo y haría mucho más difícil y costosa la construcción de la nueva sociedad socialista. Claro que esto no quiere decir en modo alguno que pretendamos crear un Estado unitario sobre la base de la opresión de las naciones, la desigualdad y la explotación. Todo lo contrario: lo que proponemos no es otra cosa que acabar con tal situación. Por eso defendemos el derecho a la autodeterminación y a la independencia de las naciones oprimidas por el Estado imperialista y fascista español.
Cuando ese derecho es negado, como sucede en España, y el pueblo que lo defiende de forma democrática y pacífica es brutalmente reprimido y sus representantes encarcelados, la lucha por la independencia no sólo es totalmente legítima, sino que se convierte automáticamente en el único recurso que le queda a ese pueblo para liberarse de las pesadas cadenas que le oprimen. Y nosotros, los comunistas, en nombre de la clase obrera, tenemos el deber político y moral de apoyarle. Es más, considero que es nuestro propio interés como clase explotada y oprimida, el que nos dicta prestar apoyo político y toda nuestra solidaridad al proceso soberanista catalán (lo mismo que se lo prestamos al pueblo vasco y gallego), y hacer todo lo que podamos para que dicho proceso independentista y la proclamada república catalana prosigan y culminen con la formación de un nuevo Estado soberano. Ante esta perspectiva ha de quedar claro que, como escribió el dirigente comunista catalán Joan Comorera, “España es un concepto de Estado”; es decir, que si prescindimos de ese concepto abstracto, España no existe como nación. Existe la nación castellana, la nación vasca, la nación catalana y la nación gallega; y existe el Estado fascista e imperialista español con sus policías, sus tribunales, su ejército, sus cárceles y sus recaudadores de impuestos, un Estado que oprime a todas estas naciones. Pues bien, el pueblo español, en particular la clase obrera, no tiene ningún interés en defender la existencia de este Estado, entre otros motivos porque, como ya está sobradamente demostrado, como dijo Marx, “un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”. Por la misma razón, casi no hace falta decir que la proclamación de la república catalana, su defensa en la calle, en los centros de trabajo, en las universidades, etc., así como la continuación del proceso independentista, brinda un magnífico ejemplo a seguir por los otros pueblos. Esto por no extenderme en más consideraciones sobre el agravamiento de todas las contradicciones y los enfrentamientos que han resultado de la aplicación del 155, que ha actuado como un torpedo en la línea de flotación del Estado español.

Diario el "Otro País"

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