Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Hoy, el establishment (la estructura de poder financiero,
económico, político y mediático) estadounidense, es decir, el 1% que
gobierna el país (con la asistencia de otro 9%), está intentando crear
una lectura de lo que está ocurriendo en Ucrania en la que se atribuye
la responsabilidad de las tensiones –que podrían abocar a un conflicto
mundial– a las aspiraciones imperialistas de Rusia, presidida por el Sr.
Putin, al cual la Ex secretaria Hillary Clinton y el senador John
McCain han definido como el nuevo Hitler. Y muestran la anexión de
Crimea como una prueba irrefutable de ello. Y los mayores medios de
comunicación españoles, conocidos por su servilismo y docilidad hacia
aquel establishment mediático, reproducen, sin fisuras, dicha percepción.
Vayamos por partes, comenzando por la equiparación de Putin con
Hitler. Y lo primero que hay que destacar es que, como bien señala el
Profesor Floyd Rudmin (de familia ucraniana, por cierto), de la
Universidad de Tromsø, en Noruega, en su artículo “Viewing the Ukraine
Crisis From Russia’s Perspective” (publicado en Counterpunch, 30.03.14), del cual extraigo muchos de los datos que presento en este artículo, el establishment
estadounidense (a partir de ahora EUSA) siempre ha llamado Hitler a sus
adversarios. Hillary Clinton definió a Asad como Hitler, John McCain
llamó Hitler a Fidel Castro, George Bush hizo lo mismo con Saddam
Husein, y Donald Rumsfeld también llamó al Presidente Chávez, de
Venezuela, Hitler. En el pasado, figuras del EUSA definieron como Hitler
al Presidente Allende de Chile, a Ortega (Nicaragua), a Arafat
(Palestina)… y a una larga lista de dirigentes. Y el último de esta
lista es el Sr. Putin. Definir al Presidente de Rusia como Hitler ya
alcanza unos niveles récord, mostrando el grado de ignorancia e
insensibilidad del EUSA, pues fueron Rusia y las otras repúblicas de
Unión Soviética las que derrotaron a Hitler. En contra de lo que haya
podido mostrar Hollywood, las tropas nazis fueron derrotadas
predominantemente por las tropas de la Unión Soviética y no por las de
EEUU. Ahí están los datos que lo muestran.
En 1941, Hitler creó el mayor ejército que haya existido en Europa,
con 3,2 millones de soldados alemanes y 500.000 soldados italianos y de
Rumania. Este ejército invadió Rusia y el resto de la Unión Soviética.
Nunca pudo conquistar ni Moscú, ni Leningrado, ni Stalingrado, ni los
campos de petróleo del Mar Caspio. Las muertes rusas y soviéticas fueron
enormes. 13 millones de soldados y más de 20 millones de civiles. Solo
en el sitio a Leningrado hubo 1,2 millones de civiles y 200.000 soldados
muertos. En contraste, el número de muertos estadounidenses durante
toda la 2ª Guerra Mundial fue de 418.000 soldados y solo 2.000 civiles.
Fueron la Unión Soviética y el Ejército Rojo (The Red Army) los que
primordialmente derrotaron a Hitler y al nazismo, como bien reconoció
Winston Churchill. Después de la derrota nazi en el sitio a Stalingrado
en febrero de 1943, y en la batalla de Kursk en agosto del mismo año,
Alemania empezó a perder la guerra. El Día de la victoria final fue solo
un año después. Al terminar el conflicto, el 90% de todos los muertos
causados por el Ejército nazi habían sido ciudadanos soviéticos, la
mayoría rusos. Que el EUSA llame hoy al Presidente de Rusia Hitler
rebasa cualquier frontera de la decencia que debería regir incluso entre
adversarios. EEUU jugó un papel menor en la derrota de Hitler en Europa
(su mayor contribución fue en el Pacífico).
¿Quién es más imperialista?
Si miramos el mapa de bases militares en el mundo, podremos ver que
hay bases militares estadounidenses por todo el globo, y muy en especial
alrededor de Rusia y de China. No hay bases militares rusas alrededor
de EEUU, y muy pocas fuera de Rusia. Estos datos son fáciles de
comprobar. ¿Quién tiene, pues, más ansias de expandir su peso militar e
influencia? No hay duda de que es el gobierno federal de EEUU el que es
más expansionista. En realidad, un dato deliberadamente ignorado en los
medios estadounidenses es que cuando el Presidente de la Unión
Soviética, el Sr. Gorbachov, aceptó la reunificación de Alemania, puso
como condición, aceptada por EEUU (el gobierno Bush) y por Alemania (el
canciller Kohl, padre de la unificación alemana), que la OTAN no se
expandiera hacia el Este, lo cual no se respetó. En realidad, se
expandió para rodear a Rusia todavía más. Y, como han documentado las
conversaciones telefónicas interceptadas y publicadas, había un plan
(explicitado por Victoria Nuland y Geoffrey Pyatt) del Departamento de
Estado para cambiar el gobierno democráticamente elegido de Ucrania por
un gobierno títere (como ha ocurrido). No es, pues, sorprendente que el
gobierno ruso, en el reciente Tratado de Ginebra, subrayara la necesidad
de que Ucrania no se convirtiera en miembro de la OTAN, lo cual era y
continúa siendo un deseo del EUSA. Como bien señala el Profesor Rudmin,
Rusia ha sido invadida constantemente en su historia, siendo la invasión
nazi la última. EEUU nunca ha sufrido una invasión de su territorio.
Y por último, está la anexión de Crimea como muestra de este supuesto
imperialismo ruso. Y la mejor manera de responder a esta supuesta
prueba de imperialismo soviético es mirar la propia historia de EEUU. En
1835, los estadounidenses (campesinos en su gran mayoría) que estaban
en el territorio mexicano de Tejas se sintieron amenazados por el
gobierno mexicano, gobierno del Estado al cual pertenecían. Dicha
amenaza forzó a que esos ciudadanos pidieran la independencia y
negociaran más tarde su anexión a EEUU. El gobierno de EEUU debería
recordar su historia y, por lo tanto, comprender que, si los ciudadanos
rusos de Ucrania se sintieron amenazados cuando el nuevo gobierno de
Ucrania lideró un golpe en contra de un gobierno corrupto pero
democráticamente elegido y tomó medidas amenazantes contra la población
rusa, esta se independizara y pidiera después su anexión y unión a
Rusia. En realidad, Crimea ya había sido rusa durante 170 años, lo cual
explica todavía más su deseo de unión con Rusia.
Bien, termino con estas notas añadiendo un ruego. Que el lector
distribuya ampliamente mis artículos sobre Ucrania (“Lo que no se está
diciendo sobre Ucrania”, Público, 18.03.14; “Lo que no se está diciendo sobre Ucrania. Parte II”, Público, 31.03.14; “Las falsedades de los mayores medios españoles en su cobertura de Ucrania”, Público, 24.04.14; y “El silenciado movimiento de tropas estadounidenses cerca de Ucrania”, Público,
29.04.14) puesto que la falta de diversidad de los mayores medios de
información en España explica que se esté creando una histeria que puede
llevarnos a una 3ª Guerra Mundial. Créanme que ello es posible. De ahí
la necesidad de que a la población se la informe, lo cual no está
ocurriendo en nuestro país. ¡Por favor, háganlo!