UN ESTADO DE LA NACIÓN DONDE SE IGNORA AL CIUDADANO.
El Presidente se olvida en su Estado de la Nación, del Estado de Convulsión Social que vive el país y del Estado de Corrupción generalizada que le salpica, y que como una metástasis, alcanza a la propia Casa Real y al Rey.
Aún así, no se olvida de ser implacable con los que nada tienen al advertir que no se detendrán los desahucios ni habrá "dación en pago".
Se
ve que para este presidente el pueblo no existe. En su Estado de la
Nación no hay ninguna referencia a la grave disentería de injusticias y
corrupción que recorre el país. Al parecer "su nación" y la de los demás
no coinciden. Su discurso ha rayado casi en un vergonzante triunfalismo
de sus medidas que tanta desolación y muerte están produciendo en el
país. Ni una sola mención a los suicidios en la debacle social y moral que nos arrasa, ni un solo mea culpa sobre la corrupción que
a él mismo le salpica, ni un aliento de esperanza ni medida de futuro
que pueda arrojar alguna luz a esta España que se muere.
El
PP, enfangado hasta las trancas de corrupción, parece haber perdido la
dignidad y la vergüenza frente al ensordecedor grito de la calle al que
Rajoy no parece tomar aprecio ni preocupar. Para eso tiene a su policía y
sus leyes represivas para asfixiarlo.
La
camada de indeseables que conforma este gobierno están contentos porque
piensan que su jefe ha ganado el Debate. Al parecer es lo único que les
interesa, ¡qué más da los ciudadanos! ¡Que se jodan!, como diría
aquella.
Cortes franquistas
Este
circo que ha supuesto el Estado de la Nación me reafirma aún más en la
necesidad urgente de romper la baraja, porque el juego democrático está
más que trucado. Rajoy, incluso, ha tenido la desfachatez de justificar
como bueno el incumplimiento de los programas electorales y gobernar
como mejor le plazca. Tal afirmación, que debía haber recibido el
abucheo y la reprobación general de los demócratas de la cámara, destruye
cualquier posibilidad de unas elecciones democráticas libres. Porque,
¿qué es lo que vamos a votar en el futuro si no se respetan los
programas electorales de los partidos?
El
sentirse triunfadores en este vergonzoso debate del Estado de la Nación
les va a servir para justificar aún más sus desmanes y tropelías. De
esta manera, todo será bueno si le parece bueno a Rajoy y a los suyos,
incluso saltarse la ley como ya lo están haciendo.
He
tenido la santa paciencia de ver parte del Debate y el denominador
común que podría sustraerse de las interveciones del Presidente es, sin
duda, la falta de respeto que este individuo le tiene a la ciudadanía.
Pero no sólo la tiene él sino que también, y siento mucho decirlo,
el resto de parlamentarios. Con un Rajoy bajo grave sospecha de
corrupción, que se presenta a la Cámara con la prepotencia que lo ha
hecho y para, encima, burlarse de los ciudadanos, ignorándolos, lo
honesto hubiera sido que el resto de los grupos parlamentarios de la
oposición hubieran abandonado el Parlamento. Si, señores. Haber dejado
al PP solo y con la palabra en la boca. Esta actitud hubiera sido mucho
más acorde con la situación que vive la Nación y un gran apoyo moral a
los que sufren y luchan en las calles. Una actitud que tiene precedentes
en algunas instituciones locales donde en más de una ocasión concejales de la
oposición han abandonado un Pleno ante un alcalde corrupto o déspota.
¿Por qué no en el Parlamento? Porque mientras algo así no suceda,
mientras no haya un plante, una ruptura, un basta ya por parte de los
políticos honestos, todos serán culpables de que este juego sucio y
trucado se mantenga y lo que es peor, prospere. De nada sirve que
Izquierda Plural exija, como lo ha hecho, un nuevo proceso constituyente
ante la barbarie que nos inunda si tal petición no va unida a una
postura de fuerza. Sanear nuestra democracia no es cuestión de
izquierdas o derechas, es una necesidad inexcusable para cualquier demócrata honrado. De
momento quiénes han perdido en este burlesco sainete llamado Estado de
la Nación han sido, una vez más, los ciudadanos.
Hace
pocas horas nos hemos enterado que el gobierno de Bulgaria ha dimitido
en bloque por las masivas protestas en las calles a causa de las subidas
de la electricidad. Pues bién, este que sufrimos aquí no solo no dimite
si no que se permite vanagloriarse de que ha ganado el debate del
Estado de la Nación.
j.m.boix
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