Estas decisiones de carácter militar las toma a su aire el Consejo de Ministros a espaldas del Congreso. La justificación para mandar un puñado de helicópteros de combate a IRAK y 60 efectivos más de soldados la encuadran en la colaboración de España en la coalición anti EIL liderada por EEUU.
Como los españoles somos un atajo de imbéciles incapaces y no somos capaces de protestar ante estas medidas cuyo cometido nada tiene que ver con lo que se dice, pues eso: a tragar con el despilfarro del Ministerio de Defensa. Un Ministerio de Defensa que gasta miles de millones de un presupuesto que no tenemos en su postureo militar. ¿Qué coño hace España por ahí? Y no me hablen de la lucha antiterrorista que me meo.
Los terroristas del Estado Islámico han sido derrotados y expulsados de IRAK por el propio ejército iraquí por lo que en su día este país pidió la salida del ejército norteamericano pues es considerado hoy por hoy ocupante. ¿También nosotros tenemos voluntad de ocupantes?
Que nos mienten, está claro. Lo mismo que con lo que está ocurriendo en Siria.
El aumento de la presencia española tiene lugar pese a que el primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, en diciembre del año pasado proclamó el fin de la guerra contra Daesh, una vez que las fuerzas militares del país purgaron por completo de esta lacra las provincias de Al-Anbar (oeste) y Nínive (noroeste)
Pero España no tiene política exterior. Se limita a hacer lo que le dictan los norteamericanos. De esta manera amplía sus efectivos en IRAK con voluntad de ocupante y mandan más efectivos militares además de ampliar y recondicionar las bases militares que allí tienen.
¿Qué pretenden? Felipe VI encarcela en España a aquellos que atentan su soberanía, pero no respeta la soberanía de los otros pueblos. ¿Es esa la historia que llevan los Borbones?
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