Al escuchar a Francisco Javier Fresco y a su hermano Miguel diríamos que nos encontramos aún en esa Andalucía que motivaron los sucesos de Casas Viejas. Porque, hoy, 86 años después de aquel criminal suceso, el hambre y el contínuo abuso de las Empresas de Trabajo Temporal y grandes terratenientes hacia el trabajador del campo continúa siendo el pan nuestro de cada dia.
A los más de 700.000 jornaleros endémicos que tenemos en Andalucía, la crisis ha incorporado varios miles más que se han quedado sin trabajo tras el derrumbe de la construcción y que ahora acuden al campo para subsistir de alguna manera. Esto unido a la eliminación de derechos del trabajador en la nueva legislación laboral hace que los empresarios lo sean menos para convertirse en verdaderos negreros tratantes de esclavos. Y a esta criminal explotación están colaborando vampirescas ETT como empresas intermediarias entre el patrón y el trabajador, que sangra aún más si cabe, la dramática situación que está viviendo el campo andaluz en nuestros días.
El responsable de la Federación Agroalimentaria de comisiones obreras en Huelva alertó en su momento de la proliferación de Empresas de Trabajo Temporal (ETT) en el sector que están obteniendo pingües beneficios con la contratación de mano de obra para las campañas agrícolas a costa de "tirar por los suelos" las condiciones laborales de los jornaleros.
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La Guardia Civil poniendo "orden" en el campo. |
Según el sindicato , "estas ETT hacen trabajar a destajo a sus empleados
por un jornal de tan sólo 15 ó 20 euros cuando
el convenio del campo en la provincia de Huelva estipula que la peonada de seis
horas y media se paga a 35,65 euros, unas condiciones que los temporeros se ven
obligados a aceptar porque el que reclama ya no trabaja más".
Por otro lado, la figura del manigero, ese personaje anacrónico que creíamos desaparecido en esta "Andalucía moderna y con derechos" está reapareciendo con fuerza en nuestros pueblos. Es el símbolo perverso de una esclavitud que nunca desapareció del todo de nuestros sufridos y tórridos campos. Llevan una furgoneta y eligen a dedo quiénes van a trabajar y quiénes no. Muchos de ellos no dicen ni a que precio van a pagar la hora. Y si lo preguntas, pues no te eligen. Las tensiones en la Vega del Guadalquivir sevillana se han multiplicado porque los manigeros contratan a ciertas cuadrillas de inmigrantes, que trabajan por salarios por debajo de convenio.
En esta Andalucía oficial de bombo y platillo hay demasiado cliché propagandistico, porque la realidad nos demuestra que poco o nada se ha avanzado en resolver sus grandes problemas estructurales. Y al día de hoy, tal como ayer, sólo el hambre y la miseria amparan a centenares de miles de jornaleros sin trabajo y sin tierra. Y no me hablen del PER porque eso es seguir hablando de hambre. Una tierra que la sigue acaparando unos cuantos privilegiados en esta malparida democracia. La necesaria y prometida Reforma Agraria nunca llegó, y si llegó fue con ridículas minúsculas. Treinta y cinco años de gobierno socialista y estamos como empezamos. Un gobierno que nunca tuvo la intención de llevar a cabo la necesaria reconversión que esta región pide a gritos.
Bicheando por internet sobre noticias de Andalucía, y no me refiero a las del ilustre Comín, encontré un artículo sobre este asunto y comencé a leerlo. Cual sería mi sorpresa cuando me percaté de que se trataba de un artículo fechado el 12 de agosto de 1977 publicado en el desaparecido Diario 16 y que lo firmaba un tal Julián Lobete. De forma asombrosa, lo que allí se contaba hace treinta y seis años continuaba siendo, en lo fundamental, de rabiosa actualidad en la Andalucía de hoy. De esta manera he creído que merece la pena transcribirlo.
j.m.boix
Andalucía:
El paro llama a la reforma agraria
Viernes 12-agosto 77/DIARIO 16
Julián Lobete
En el verano de 1977 el paro se extiende por
Andalucía de una forma preocupante. Recorrer las comarcas andaluzas es
encontrarse a diario con asambleas de jornaleros que discuten sus problemas,
buscan soluciones y protagonizan huelgas generales, por ahora sólo a niveles
locales. Voces agoreras repiten que "aquí podría producirse lo de Casas
Viejas" y el hambre empieza a ser un hecho palpable en muchos pueblos de
esta región agraria. De este verano caluroso se podría pasar a un otoño o un
infierno "tórrido" en el campo andaluz. Cuando sus compañeros
libreros de toda España estén discutiendo convenios por aumentos salariales,
por mejores condicioles de trabajo, por más vacaciones, los jornaleros
andaluces se movilizarán acuciados por una alternativa dramática: comer o no
comer. Que nadie se asuste: el anarquismo ha desaparecido definitivamente del
campo andaluz y aquí no va a haber acciones desesperadas, batallas sangrientas
ni crónicas negras. Las movilizaciones de los jornaleros serán similares a las
de otros obreros, pero sin duda más intensas y prolongadas. La Reforma Agraria,
al fondo Nadie habla en este país de Reforma Agraria. Como si el desarrollo
industrial hubiera convertido este concepto en una expresión arcaica, como si
en España hubiera desaparecido el latifundio. Sin embargo, el paro galopante de
los jornaleros andaluces va a poner el problema nuevamente a la orden del día.
El Gobierno se ha olvidado descampo en sus medidas económicas, pero tendrá que
volver sobre él si no quiere verse envuelto en una aguda crisis social. El paro
cíclico de los jornaleros se disimulaba hasta ahora con la emigración a Europa,
a Cataluña, a los lugares turísticos en verano. Puertas que hoy están en gran
medida cerradas. Si el rico andaluz puede seguir pensando en Madrid, el pobre
ya no puede seguir pensando en Barcelona. Se ve obligado a pensar sobre su
propia tierra, sobre la Andalucía de la que comienzan a desaparecer los olivos
y otros cultivos necesitados de una amplia mano de obra. Y el andaluz sabe que
su tierra no es pobre. Que sus 500.000 hectáreas de regadío pueden convertirse
en muchas más si se aprovecha la potencialidad de recursos hidráulicos de la
región. Que existen un millón de hectáreas dedicadas a pastizales y dos
millones de terrenos forestales de escasa productividad. Que la ganadería es
todavía muy baja y que, sin embargo, existen cultivos como el maíz, el girasol,
el tabaco, la soja y el algodón todavía no lo suficientemente extendidos. Se
añora ese Bajo Guadalquivir que podría convertirse en la huerta de Europa;
pero, sobre todo, el andaluz sabe que da inmensa mayoría, la casi totalidad de las grandes fincas están ínfimamente
cultivadas, que su rendimiento es mínimo. Sólo en el marco de Jerez las fincas
cultivadas por los pequeños propietarios tienen un rendimiento que es un 40 por
100 superior al de los latifundios.
Limosnas frente al paro
¿Cuántos jornaleros, cuántos parados existen en
Andalucía? Nadie lo sabe a ciencia cierta. La Administración no se ha
preocupado de conocerlo. Una de las principales reivindicaciones de las
organizaciones de jornaleros, Sindicato de Obreros del Campo (SOC, federado en
la CSUT) y Comisiones Obreras del Campo es establecer, el censó de trabajadores
agrícolas. El SOC pide que lo elabore el Instituto Nacional de Estadística, con
la participación de las oficinas de Empleo y la colaboración de las centrales
Sindicales. Como medida urgente para paliar los efectos del paro, el Gobierno
ha destinado, mientras los veinte mil millones se ponen en marcha, un total de
1.852 millones de pesetas para el "Empleo Comunitario", al que los
jornaleros califican de "pan para hoy y hambre para mañana". Esos
millones se agotan pronto, repartidos entre todos los pueblos de las comarcas
andaluzas. Cuando se agotan, los jornaleros reclaman y si lo hacen con energía
llegan algunos millones de nuevo. Entretanto, no se crean puestos de trabajo
duradero, ni las labores que los jornaleros realizan sirven para crear
infraestructuras educativas, sanitarias o de comunicaciones, que estos pueblos
tanto necesitan. "Hay quien nos acusa de vagos, dicen los jornaleros, pero
son estas medidas limosneras del Gobierno las que más contribuyen a formar vagos
entre nosotros." Este verano, se ha puesto de moda una nueva modalidad de
limosna, a la que están contribuyendo generosamente grandes terratenientes:
aportar fondos para socorro a los parados, distribuidos luego por comisiones de
empresarios, jornaleros y autoridades. Con tal de que nadie piense en la
posibilidad de repartir sus tierras, hasta algún grande de España cooperaen la
campaña. Para los jornaleros del SOC esto es un alivio que no soluciona los
problemas de fondo.Como el dinero es insuficiente, alguien ha propuesto
repartirlo sólo entre los más necesitados. Pero ¿quién es capaz de determinar
quiénes son los más necesitados entre los jornaleros sin trabajo?. La postura
del SOC es clara: lo que haya se reparte entre todos.
Las soluciones sindicales
El próximo 19 de agosto, en los pueblos andaluces
los jornaleros entregarán a los alcaldes, mediante concentraciones previas, un
"Manifiesto contra el paro" elaborado por el SOC. El documento ya ha
sido entregado a los gobernadores civiles de Cádiz y Sevilla, y a las
autoridades del Ministerio de Agricultura en Madrid. Más que un manifiesto, el
documento es una alternativa concreta para abordar el paro desde la perspectiva
de un sindicato de jornaleros. El Manifiesto propone, como primera medida, que
el Gobierno dicte una ley de Laboreo forzoso, mediante la que se obligue a los
propietarios de fincas mal cultivadas a explotarlas con el máximo rendimiento.
Esa ley estipularía un número de obreros fijos en función del número de
hectáreas por finca: cuatro por 160 hectáreas de secano, aumentando en uno más
por cada 35 hectáreas que excedan de la dimensión indicada. Por cada finca de
40 hectáreas de regadío se emplearían otros cuatro obreros fijos, aumentado en
una unidad por cada diez hectáreas supletorias. De la misma forma que no existe
un censo de jornaleros, tampoco se dispone de un estudio aceptable defincas mal
cultivadas, aunque los jornaleros saben de muchas. " Para iniciar el
estudio pertinente, el SOCha sugerido la formación dé una Comisión Técnica en la
que estén representadas las centrales sindicales. Los jornaleros piensan que el
Gobierno debe obligar, bajo amenaza de expropiación, a que los terratenientes
dediquen sus tierras a los productos susceptibles de ser cultivados en los
campos andaluces y cuya producción aliviaría el brutal déficit de la balanza
comercial de productos agrarios. La reivindicación, clamada por todos los
agricultores; una política de precios agrarios justa, es exigida también por
los jornaleros, para quienes sin esta medida cualquier política agraria seria
es imposible. Solamente con un aprovechamiento íntegro de los recursos
andaluces actualmente explotados en elcampo, se crearían 85.000 puestos de
trabajo. Si a esto se añade la jubilación adelantada a los sesenta años, edad a
la que encontrar trabajo a un jornalero le es casi imposible, el mercado de
trabajo se podría abrir en otros 30.000 puestos. El coste que esa jubilación
adelantada supondrá para el Gobierno será mínima en comparación cotí otros
proyectos implantados en el campo andaluz y que se han revelado escasamente
rentables. En efecto, la única aplicación de la ley de Reforma y Desarrollo
Agrario de 1973, ha consistido en dos experiencias que afectan a las comarcas
sevillanas de Los Pedroches y Sierra Norte, de Sevilla. Con una inversión de
3.500 millones de pesetas se pretende transformar en cinco años una serie de
explotaciones, todas mayores de 800 hectáreas, reconvirtiéndolas hacia la
explotación ganadera, con ínfima formación de nuevos puestos de trabajo. Lo que
sí se ha logrado es que las fincas, pertenecientes a unos pocos propietarios,
se hayan revalorízado considerablemente. El plan contra el paro de los
jornaleros se complementa con una serie de inversiones en regadío, obras
sociales e industriales. Poner a punto las 500.000 hectáreas de regadío, de las
qué sólo están aptas algo más de trescientas mil, exigiría una inversión
altamente rentable a medio plazo y enormemente positiva a corto en cuanto a
absorción de paro. Las obras sociales que los pueblos andaluces necesitan se
pueden realizar por los jornaleros como contraprestación a un seguro de
desempleo agrario percibido en las épocas sin faenas agrícolas. De esta forma
se eliminaría la lacra del "empleo comunitario" y los jornaleros
ayudarían a crear la infraestructura de la que nadie se ha preocupado de dotar
a Andalucía. Aunque nunca se emprendió una política de industrialización
efectiva en esta región, se ha creado hace pocos meses la Sociedad para el
Desarrollo Industrial de Andalucía (SODIAN), cuya exclusiva atención parece que
,está dedicada por ahora a las
discusiones en torno a los puestos del Consejo de Administración. Los
jornaleros esperan que se termine pronto tan importante labor para que SODIAN
se pueda dedicar a los fines para los que fue creada.
Dejar de ser una colonia
Las soluciones propuestas por el SOC se complementan
con la reivindicación de un Estatuto de Autonomía para Andalucía,
reivindicación en la que coinciden la mayoría de las fuerzas políticas y
sociales andaluzas. La evasión de hombres y capitales que ha padecido la región
la ha convertido, segúnlos jornaleros, en una colonia del centralismo. Si
Andalucía es rica, aquí se tiene que reinvertir su propia riqueza, añaden los
jornaleros, que se declaran dispuestos a colaborar en la generación de esa
riqueza y a terminar con el paro. Pero, con la tradicional desconfianza del
jornalero, apuntan "sólo en la medida que veamos que el Gobierno y los
terratenientes ponen en marcha soluciones para el paro, examinaremos en qué
medida podemos contribuir dependiendo de nuestros medios". La desconfianza
tiene razones fundadas. Mientras tanto, los jornaleros no esperan. Administran
los medios de que disponen, dan soluciones inmediatas, se organizan.
"Porque queremos una Andalucía de alegría y no de pena y tristeza, porque
no queremos seguir esperando en la plaza a que nos contraten por 800
pesetas." El clima social de España pasa hoy por el sol de Andalucía y los
jornaleros van a tener mucho que decir en las temperaturas próximas y futuras
de ese clima.