La otra noche, además del cara a cara entre Cañete y Valenciano, se restrasmitió también el debate entre los cinco
candidatos de los principales partidos políticos del continente a la
presidencia de la Comisión Europea (CE), emitido en directo en una veintena de
países.
Jean-Claude Juncker (Partido Popular Europeo), Martin Schulz
(Partido Socialista Europeo), Guy Verhofstadt (Alianza de los Liberales y
Demócratas), Ska Keller (Verdes Europeos) y Alexis Tsipras (Izquierda Europea).
El candidato por la izquierda europea, Alexis Tsipras, me pareció demasiado comedido ante los estragos que la actual Unión ha ocasionado de por vida al pueblo de Grecia. No vi el debate completo pero tampoco pienso que me haya perdido nada importante, empezando por Junker y Shultz y terminando por el ultra neoliberal Verhofstadt, pasando por Ska Keller, de unos verdes cada vez más derechones, que solo destacó en el debate para arengar a la UE contra la supuesta amenaza Rusa. Ni una sola crítica al golpe de estado fascista en Ucrania, ni un solo reproche al apoyo y refrendo de Europa a un impresentable gobierno de nazis en Kiev.
Mientras que en este país, partidos democráticos están haciendo los mil y uno esfuerzos para frenar el avance del fascismo en estas europeas, la UE alienta y bendice los golpes de estado de esta gentuza a las que protege. ¿Alguien me puede decir a qué estamos jugando?
Mientras que en este país, partidos democráticos están haciendo los mil y uno esfuerzos para frenar el avance del fascismo en estas europeas, la UE alienta y bendice los golpes de estado de esta gentuza a las que protege. ¿Alguien me puede decir a qué estamos jugando?
Todo está demasiado contaminado por no decir podrido. Un debate en el que no se ha profundizado en los gravísimos acontecimientos sucedidos en los últimos años, un debate que no ha estado a la altura de lo que nos jugamos en una UE que mantiene tenebrosos rincones, un debate, en definitiva, encorsetado, falto de democracia y manufacturado para ese cliché propagandístico al que nos tienen acostumbrados.
La llamada izquierda real nos embauca en esta campaña para que le demos nuestro voto. Dice que es necesario a la hora de cambiar la actual composición del Parlamento europeo e incluso para elegir al nuevo presidente de la Comisión, acontecimiento por ver que no tiene muy claro Merkel. Sin embargo, si la izquierda de Tsipras, que representa la izquierda europea ––incluida IU–– ganara las elecciones cambiarían bien poco las cosas. Europa tiene unos tratados que, aunque hayan sido votados a trompicones, son de obligado cumplimiento en la Unión como el Tratado de Maastricht y el posterior Tratado de Lisboa, que se nos pretendió vender como la Constitución Europea. En estos tratados están muy bien definidas las políticas económicas a seguir por la UE. Seámos serios y no nos estafemos a nosotros mismos. Una Europa social es del todo imposible en el actual marco de esos tratados que en su momento se votaron y que dan prioridad absoluta a las políticas ultraliberales. En un supuesto que mañana gobernara la izquierda, tendría que hacerlo desde el espíritu y la letra de esos tratados mientras estos no se revoquen por una auténtica Constitución Europea, y es ahí donde interviene el voto de los pueblos para rechazar lo que hay y exigir esa Europa Social y de los Ciudadanos que necesitamos. Me cabe mucha extrañeza que ningún partido de izquierda no haya abanderado el boicot a esta UE indigerible que entraña más peligros que beneficios.
De esta manera estoy convencido que la izquierda real nos engaña, que la izquierda de los politólogos nos engaña, que la izquierda X nos engaña, porque la batalla por una Europa social y más democrática hay que librarla aquí, en Francia, en Italia, en Portugal etc. y no en un Parlamento europèo, que además es papel mojado. No avanzaremos en la Unión Europea si antes no avanzamos en los países que la componen y están siendo castigados. Nos engañan miserablemente cuando nos piden el voto para cambiar esta Europa. Porque además lo dicen esos mismos poíticos que se instalan, cuando toca, en la comodidad absoluta de asumir la arbitrariedad neoliberal por "imperativo legal".
De esta manera estoy convencido que la izquierda real nos engaña, que la izquierda de los politólogos nos engaña, que la izquierda X nos engaña, porque la batalla por una Europa social y más democrática hay que librarla aquí, en Francia, en Italia, en Portugal etc. y no en un Parlamento europèo, que además es papel mojado. No avanzaremos en la Unión Europea si antes no avanzamos en los países que la componen y están siendo castigados. Nos engañan miserablemente cuando nos piden el voto para cambiar esta Europa. Porque además lo dicen esos mismos poíticos que se instalan, cuando toca, en la comodidad absoluta de asumir la arbitrariedad neoliberal por "imperativo legal".
Sobre el cara a cara entre Cañete y Valenciano, qué decir. Pues que fue un bochornoso debate entre un cínico y una embustera y paremos de contar.
j.m.boix