Destrozo en la Basílica del Pilar |
Me cabe la impresión que las bombas de la Almudena y el Pilar son un burdo montaje. Aunque parece ser que los entendidos en estas materias apuntan a anarquistas madrileños, y algunos alarman sobre truculentos apoyos del Bloque Negro e, incluso, de conexiones italianas, el caso es que el nombre Mateo Morral los une al catalán que en 1910 atentó fallidamente contra Alfonso XIII en la calle Mayor de Madrid cuando éste y su esposa Victoria Eugenia paseaban en carroza el día de su boda aclamados por sus súbditos.
Hay una serie de acontecimientos que no cuadran en estos atentados. En primer lugar la facilidad de introducir una bomba en lugares tan emblemáticos. ¿Cómo puede entrar una persona en las vísperas del Pilar con un paquete de más de dos kilos, vaya en maleta o mochila, y que no haya nadie, ningún vigilante de la propia basílica ni policía que se interese por lo que lleva? ¿Es que no hay ningún tipo de seguridad en estos lugares? Sin embargo pensar tal cosa sería una solemne estupidez por mi parte. Claro que la hay y máxime cuando la policía es consciente de la importancia que pueden tener estos sitios, entre otras cosas, como suculentos objetivos de Al Qaeda o grupos radicales islámicos.
Por otro lado, ¡qué curioso!, las cámaras de vigilancia no funcionaron ese día y por tanto no se pudo identificar al que entró o entraron en la basílica con una bombona campin gas con dos kilos de pólvora negra en su interior. Porque todo indica que el "comando" entró tranquilamente en el lugar, y a pesar de la gente que había en esos momentos en el interior ––la basílica estaba abierta al público––, colocaron el artefacto debajo del órgano que está situado en el pasillo central de la nave del altar mayor. Vamos, que no se escondieron. ¿Sabían acaso que las cámaras de seguridad no funcionaban esa mañana?
Según parece, un concejal del Ayuntamiento que pasaba por allí escuchó la explosión y vio salir, según sus palabras, a "dos chicos corriendo mientras el resto de ciudadanos lo hacía de forma tranquila" según explicó al periódico Público. Si esta información es fidedigna cabe preguntarse el por qué el comando ––los chicos corriendo–– esperó en el interior de la basílica a que la bomba explotara si esta, según dicen, llevaba un mecanismo de relojería. Por otro lado otras informaciones hablan de que los activistas llamaron por teléfono para avisar de la colocación del artefacto al haber público en la Basilica.
Hablando sobre este asunto con un viejo amigo y simpatizante ácrata, este coincidió conmigo en mis sospechas, además de comentarme que en estos días que corren, las iglesias no son precisamente un objetivo prioritario para estas organizaciones pues hay muchos otros que merecen ese puesto de honor. También me explicó algo que, aunque suene a sutileza, considero importante a la hora de sopesar que todo puede tratarse de un montaje, y es que la denominación de "comando" no le es propia a los anarquistas, que en su lugar suelen utilizar la palabra "grupo".
j.m.boix
MATEO MORRAL ROCA (1880-1906)
El autor del atentado contra el rey Alfonso XIII en Madrid, en mayo
de 1906, desmonta todos los tópicos que se han dicho sobre el
anarquismo, que no son pocos.
Sabadellense, hijo de un industrial del textil, alto, moreno y
elegantemente vestido, es enviado por sus padres a Francia y Alemania
para elevar su nivel cultural, es decir ser educado para poder dirigir
un día el negocio familiar. Pero cuando regresa del extranjero, donde
entre otras cosas ha realizado estudios de ingeniería textil, se dedica
ya como patrón de la fábrica a enseñar a sus obreros lo que es la
solidaridad, la organización obrera y sistemas de lucha como la huelga.
Los obreros le escuchan atónitos no acertando a entender que el dueño
les hable de estas cosas.
Mateo Morral se había inclinado ya hacia el ideal anarquista, por
ese motivo abandona las comodidades y la vida fácil para dedicarse en
cuerpo y alma a la causa revolucionaria. Captado por Ferrer i Guardia,
lo vemos en 1905 como bibliotecario y encargado de la librería en la
Escuela Moderna de la calle Bailén. Su vida transcurre ahora entre
libros, lee todo lo que cae en sus manos y cada vez está más convencido
del cambio que se avecina en la sociedad futura.
Traduce el folleto de Robin Generación voluntaria y se entusiasma
con las obras de Ibsen. Junto con su amigo Albano Rosell, pedagogo,
fundan la agrupación Ibsen con la idea de difundir su obra. Su idea de
transformación de la sociedad le lleva a realizar algún acto que
suponga cambios más rápidos. En mayo de 1906 se traslada a Madrid y
atenta contra el rey lanzando una bomba que ocasionó la muerte de 24
personas. Atormentado por esas víctimas logra escapar pero cuando iba a
ser detenido, en San Fernando de Henares, se suicida.
Debido a la relación que mantuvo con Ferrer i Guardia se acusó a
este último de estar involucrado en el atentado, lo que significó la
excusa perfecta para cerrar definitivamente la Escuela Moderna. Morral
en su imaginario intentó que la sociedad cambiara al ritmo que él
pensaba que debía tener, y tal como otros muchos anarquistas pensaban,
lo intentó contra quien representaba el poder y la represión.