Horrendo desempleo, sindicalistas en la cárcel, ladrones en la calle, leyes contra las libertades, apaleamientos a ciudadanos, desmantelamiento de la Sanidad, familias expulsadas de sus domicilios, niños que pasan hambre, proyectos para ilegalizar la huelga, proyectos para quitar el salario mínimo, proyectos para un futuro de hambre y miseria...
Ante todo esto la inmensa mayoría de ciudadanos preferimos echarnos dormir.
Es cierto que muchos de los estados depresivos se refugian en el sueño, y que la depresión se produce cuando no se encuentran salidas a los males que nos acongojan. Dormir es siempre la huida facilona de una realidad a la que somos incapaces de enfrentarnos. En este sentido los españoles nos encontramos inmersos en una peligrosa y depresiva siesta que nos alcanza a casi todos. Los más fuertes, los que son conscientes de que hay que luchar y enfrentarse a las causas de la depresión son apaleados y finalmente encarcelados para ejemplo del resto. El resto observamos con un ojo como está el patio y seguimos al refugio de nuestra confortable siesta a la espera de tiempos mejores.
Una actitud que nos lleva a que jamás despertemos.
j.m.boix